El plazo es válido para aquellos proyectos que hayan obtenido el aval del Ejecutivo antes de la aplicación de la nueva reglamentación, que hoy se encuentra vigente
Pese a las críticas de los constructores, la nueva reglamentación urbanística llegó para quedarse. Así, los últimos proyectos edilicios que fueron aprobados con el viejo Código Urbano tienen tiempo hasta agosto de 2011 para comenzar a concretarse. Pasada esa fecha, todos los expedientes tendrán que volver a ser tramitados, aunque bajo la legislación impulsada por el Ejecutivo.
La norma, cuya órbita de aplicación es la zona central y el primer anillo de la ciudad, fue aprobada en marzo de 2008, con el aval de la mayoría que por ese entonces gozaba el oficialismo. La oposición, en tanto, decidió retirarse de la sesión, situación que deja a las claras la polémica que generó.
La cosa no quedó allí, ya que a mediados del año pasado, la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV) emitió un comunicado en donde anunciaban que los costos de construcción se incrementaban un 23% en el área central y un 40% en el primer anillo.
En febrero de 2010, en base a un análisis pedido por la AEV, el Instituto de Derecho Público del Colegio de Abogados emitió un dictamen en donde decía que el Código Urbano vigente contenía "notas de ilegitimidad, ilegalidad o arbitrariedad que afectan el derecho de propiedad de los particulares".
Más allá de las críticas, lo cierto es que la norma está más vigente que nunca y hoy en día todos los proyectos inmobiliarios deben adaptarse a ella. Por ello, muchos empresarios decidieron mudar sus inversiones a otros barrios, como Alberdi o Echesortu.
Consultada por el tema, la secretaria de Planeamiento Mirta Levín, prefiere bajarle los decibeles al conflicto: “Creo que hay distintos puntos de vista, y obviamente los reclamos sectoriales son justamente sectoriales. Tiene que ver con que la ciudad ha hecho un cambio estructural muy grande y como todo proyecto innovador, hasta que se instala, se entiende y desarrolla, siempre produce un primer cimbronazo”.
“Yo no le tengo miedo al ruido, a las críticas, porque en muchos casos son bienvenidas. Sin embargo hoy día no veo que las empresas estén tan enojadas. ‘Nos quejábamos, pero esto no es tan malo’, es lo que están diciendo. Entonces yo creo que fue más el ruido que se generó mediáticamente que otra cosa”, expresó la funcionaria.
Por último, Levín explicó que “estamos proponiendo nuevos prototipos de viviendas, una oferta más diversificada, con más espacios públicos, edificios aireados y liberados de medianeras. Estamos llevando el potencial de la ciudad hacia productos distintos. Ese es el gran cambio”.
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