Agarrate Catalina, “La Cata”, murga uruguaya con 20 años de trayectoria, volverá a Rosario a compartir su arte con el público local. Lo hará con su espectáculo “Amor y odio”, con el que se consagró ganadora del icónico Concurso de Carnaval Uruguayo 2020. La cita será el sábado 20 de noviembre desde las 21 en el Hipódromo de Rosario (Dante Alighieri 2485, Parque de la Independencia) y las entradas pueden adquirirse en el siguiente enlace.
Esta propuesta artística incluye textos escritos por los hermanos Yamandú y Tabaré Cardozo, donde relacionan la actualidad local con la mundial y hacen un paralelismo entre las telenovelas y la política sumisa al orden económico. El espectáculo, si bien mantiene la estructura que desarrolló en el carnaval, suma nuevas situaciones de reflexión y humor adaptadas a la realidad de Argentina.
MURGA PARA EXPRESAR
Desde hace 20 años, Agarrate Catalina se volvió motor y motivo para sus integrantes. De hecho, en su gran mayoría aún siguen allí, poniéndole el cuerpo y la composición a sus distintas propuestas. En diálogo con IMPULSO, Yamandú Cardozo resaltó: “La murga, esta murga, me permite entender un montón de cosas tocándolas desde el arte. Desde lo humano, me permitió y sigue permitiendo relacionarme con personas a las que quiero inmensamente. Y, a su vez, estoy escuchando constantemente otros puntos de vista para tratar cada situación”.
Antes de ser “La Catalina”, el grupo giraba en torno a otras murgas de carnaval, más pequeñas, pero con mucho por decir. Poco a poco la unión y el concepto de pronunciarse a través de esta expresión, los unió más fuerte y juntos decidieron avocarse de lleno a la creación sólida de la agrupación. “Teníamos ganas de jugar a ser murga con nuestra versión de cómo debería ser. La murga es un lugar donde volcar nuestra necesidad de expresión, necesitábamos esta instancia de expresión en particular“, recordó.
Abandonando su rol de utilero, Yamandú se adentró en la escena para jugar, componer y expresar: “Llegó un momento en el recorrido en que me di cuenta que los temas que me desvelaban, que me daban bronca, miedo o risa, empezaban a ser conscientes en mí en formato murga. Había como una deformación, querer transformar todo a un candombe, a una marcha camión, pensar un discurso político en modo caricaturezco y cómo sería su proyección en código de espectáculo carnavalero“.
TEMÁTICAS QUE ATRAVIESAN DESDE LO COLECTIVO Y LO SUBJETIVO
La composición como tal es pensar qué lecturas hacer de la realidad sociocultural que atraviesa, para finalmente darles forma, color y proyección, subirla al escenario y pronunciarla. Pero también, es pensar en la propia subjetividad, en los acontecimientos personales y en el impacto que los mismos tienen para, también, ser reflejo posible para quienes están viendo y disfrutando el show.
Esto último refiere Yamandú en torno a la situación de su abuela materna, gran protagonista en la crianza del artista y su familia y, como tal, gran protagonista de la vida de muchas personas que conforman a “La Cata”. Sobre ello, nos contó: “En el año 2008 la fui a ver, ella estaba en una institución internada, viviendo sus últimos años de vida con un Alzheimer super avanzado. Con esas razones misteriosas y lógicas que operan en la cabeza de quien padece esta enfermedad, yo era una de las últimas personas a las que mi abuela conocía. Hasta que un día no me conoció más“.
Entre la comprensión racional y la angustia, el artista regresó a su casa con una sensación física jamás sentida: “Lloré muchísimo, escribí muchísimo y guardé todo en un cajón. Fue la primera vez que escribí desde otro lugar. Después se lo mostré a Victoria (su compañera, que también forma parte de la murga) y a mi hermano, y así nació la prosa titulada ‘La Niebla'”. El fiel relato de estar intentando conectar con alguien “que está pero no está”.
La aporofobia u odio a las personas pobres, concepto de la española Adela Cortina, también se hizo lugar en medio de una zamba que La Catalina pronuncia en “Amor y odio“. Otra temática como las niñeces reales que afloraban en el grupo, a raíz de aquellos que se iban convirtiendo en madres y padres, dio lugar a “El niño del fin del mundo”, una retirada que da cuenta de la esperanza de “empezar a cambiar algo” a raíz de estas nuevas vidas.
La violencia, hija directa de la exclusión socioeconómica, cuya composición tiene una historia muy particular, es otra de las favoritas de Yamandú, que se enorgullece de la creación de su hermano Tabaré aunque no tanto de la “extorsión” que le imprimió para que finalmente se decida a dejar esta creación en manos de la murga, y no vaya a parar a la otra banda que el artista posee.
Sobre esta última, recordó: “Veníamos con la murga en una gira muy larga desde el sur argentino hacia Buenos Aires, viajando en colectivos con camitas, y una madrugada Tabaré se desveló con una canción en la cabeza, en el alma. Nunca había escrito antes, así que sin muchos recursos encontró una bolsa de cartón y un lápiz y escribió ahí. Cuando nos levantamos, le dieron un lápiz y una hoja para que transcriba. Cuando la leí me quedé profundamente conmocionado“. Rompieron el original, lo tiraron a la basura “del bondi” y, al llegar a destino, Tabaré bajó a realizar unas compras y le robaron, llevándose su billetera y pertenencias, pero también su canción recientemente arreglada.
“Cuando nos dimos cuenta, fuimos corriendo a buscar la basura del colectivo y rearmamos los pedacitos de papel de esa primera versión. Nunca supimos lo que habíamos decidido cambiar, pero sí nos impactó que esa canción, que habla sobre la violencia, sobre la desigualdad, sobre las generaciones que ya nacen perdiendo 7 a 0 el partido, haya atravesado ese proceso. La canción tiene como bautismo y reconfiguración, un hecho de violencia“. Con estética de cancha, de barras, entre bombos de murga argentina, tiene un texto conmovedor que posiciona a los artistas como en una cámara subjetiva de la persona violenta que ejerce su violencia sobre alguien más.
Así, cada temática va tomando forma y, entre canciones, propuestas y etapas, conforman sus espectáculos que emocionan e invitan a reflexionar en cada una de sus presentaciones.
“LA CATA” EN ROSARIO
“‘Amor y odio’ es un espectáculo que terminó el carnaval el 7 de marzo, nos entregan la copa de murga campeona e hicimos 140 funciones en 45 días. Empezábamos a afrontarnos a un mundo ya conocido, pero se cayó todo nuevamente. Así nos quedó el espectáculo en la valija, a nosotros después de la gira de carnaval nos gusta crecer y reescribir los espectáculos para el resto de giras; nos gusta terminar de construir esas nuevas esculturas en la ruta. Así que este desembarco en ciudades, que también son nuestras casas, nos encuentra felices, con una sonrisa que no va a entrar en el Hipódromo de Rosario”, anunció sobre su presentación en la ciudad.
Experimentaciones musicales, arreglísticas, estilísticas y textuales se entremezclan con el vestuario y maquillaje, y la magia de las luces y sonidos originales ya que todos los que conforman a “La Cata” viajan con ella. Coyunturas locales, que serán debidamente contextualizadas, se suman a darle forma a los distintos bloques plagados de crítica y debate: “El bicho humano está en el centro de la diana, como una diana puesta frente al espejo. Verán caricaturas que no serán ajenas“.
Y concluyó: “Tenemos muchísimas ganas de tener el reencuentro con el público rosarino. Nos quedaremos hasta el límite de extensión horaria canturreando, festejando esta nueva unión“.