El presidente Alberto Fernández clamó este lunes, en su primera intervención en la cumbre del G-7 que se celebra en Alemania, por la necesidad del “diálogo” para alcanzar el “cese de hostilidades” entre Rusia y Ucrania, al tiempo que abogó “por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo”.
El mandatario, luego de agradecer la invitación al foro, señaló que su presencia en el G-7 es en representación de la Argentina pero también en su calidad de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), espacio al que calificó como “un foro de diálogo y concertación que representa a 650 millones de habitantes”.
El discurso de Fernández hizo eje en el conflicto bélico en Ucrania y en una necesaria remodelación del sistema financiero para que los “esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad”.
Respecto de la guerra, recordó que la “Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia” y reclamó “el pleno apego a todos los principios del multilateralismo” para alcanzar “la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos”.
“Desde un comienzo reclamamos el cese de las hostilidades. Ahora necesitamos impulsar el diálogo entre las partes involucradas. La historia da cuenta de que cada conflicto terminó, con acuerdos logrados sobre la base de iniciativas concretas. Tomemos ya la iniciativa en procura de la paz. Hagámoslo antes que sea demasiado tarde”, clamó.
Fernández subrayó que el conflicto entre Kiev y Moscú es una “una tragedia” que afectó a los flujos comerciales y la logística, “ya seriamente dañados durante la pandemia”, alcanzando ahora “un punto crítico”.
“Los mares están militarizados. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad”, agregó.
Fernández recordó a los presentes que hace exactamente 75 años, el 27 de junio de 1947, “se inició la conferencia de París que abrió el camino al Plan Marshall que ayudó a Europa a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial” y destacó que América Latina nunca contó con un mecanismo de ayuda de esa envergadura.
“En América Latina y el Caribe no soñamos con un nuevo Plan Marshall. Nunca tuvimos uno. Pero soñamos con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad. Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido”, apuntó.
Para poder hacer frente a los desafíos actuales -entre los que incluyó problemáticas ambientales, sanitarias, energéticas y financieras- el jefe de Estado abogó “por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo”.
Fernández expuso entonces sobre los Derechos Especiales de Giro (DEGs) emitidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), mecanismo que la Argentina se vio imposibilitado de utilizar para la reconstrucción pospandemica ya que debió derivarlos para el pago de intereses de la deuda adquirida con ese mismo organismo durante la presidencia de Mauricio Macri.
“La canalización de los DEGs a través del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad debe incrementarse incluyendo a los países de renta media. No deben ser instrumentos destinados a engrosar las reservas de bancos centrales que no los necesitan. Deben tener un sentido social capitalizando bancos regionales para financiar infraestructura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige”, apuntó.