Tras dos aplazamientos el pasado año, el evento de arquitectura se celebra este año con público entre el 22 de mayo y el 21 de noviembre.
La importancia que tienen en Argentina las viviendas colectivas y su uso en el mundo por las futuras generaciones es el eje central de la propuesta del país en la XVII Bienal de Arquitectura de Venecia, que abrió sus puertas al público el 22 de mayo.
El comisario del pabellón es el arquitecto rosarino Gerardo Caballero y su idea, llamada “Casa infinita”, consiste en presentar al público un recorrido por una estructura con distintas habitaciones, idénticas, cuyas paredes son metálicas y de color rosa.
“Tiene esta idea de que al final vivimos todos en una misma casa, que es una casa enorme, a la cual no podemos entrar porque estamos siempre dentro y de la cual no podemos salir porque es imposible. Para hacerlo concreto, es el mundo”, explicó Caballero.
Esta edición lleva por título “How we will live together” (“Cómo viviremos juntos”) y a esa pregunta, Argentina responde que será necesario que el mundo tome consciencia de que comparte “la misma casa”.
Para llevar adelante esa idea, Caballero eligió el diseño de una “casa chorizo”, que tiene una serie de habitaciones iguales a lo largo de un eje longitudinal que “se encuentra en todo el país” y que “también puede ser infinita”.
El color es el rosa “porque el Palacio del Gobierno en Argentina se llama Casa Rosada y es un color muy popular en el país, nacido de la mezcla de la sangre de los animales con la cal”, apuntó.
El pabellón muestra “proyectos de viviendas colectivas en Argentina, ya sean privadas o del gobierno” ubicadas en todo el territorio, y están impresas en unos grandes manteles y sábanas blancas, desplegadas “sobre unas mesas y camas”.
Caballero opinó que las sociedades modernas deberían ir a un mundo compartido, sin desigualdades, y ser conscientes de que “la casa es tan grande que hay muchos lugares” que se desconocen, que quizá determinadas personas nunca recorran cada rincón, pero que están ahí.
“Puede ser un concepto utópico y romántico, pero es una mirada a entender que todos estamos comprometidos con esta casa grande que es el mundo”, dijo.
“Este tema de la pandemia también nos ha puesto a todos en un mismo lugar porque nos toca a todos, ahí ya no hay tanta jerarquía. La casa debe ser un lugar un poco más igualitario, que no sea una casa que tenga lugares que estén muy bien y que el patio esté muy mal”, concluyó.
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