El Concejo de Rosario sufrió en la madrugada de este miércoles, un ataque a balazos perpetrado por dos personas a bordo de una motocicleta que dispararon 18 proyectiles, que impactaron en las puertas y vidrios del edificio.
Además, dejaron una nota en la que afirmaron: “Con la mafia no se jode. La próxima a sus casas”.
La situación pone a Rosario en uno de los picos de inseguridad más altos, ya no sólo en barrios más alejados, sino una de las zonas claves de la ciudad.
Hace pocos días, un grupo de hinchas de Rosario Central vandalizaron desde el Monumento a la Bandera hasta la zona norte (incluyendo edificios públicos y privados, obras de arte, mobiliario público), con graffitis por el triunfo de su equipo.
Sin embargo, al igual que este caso, hay un denominador común: ni Gendarmería Nacional -que debe custodiar el Parque a la Bandera-, ni la Policía de la provincia, ni la Guardia Urbana, pudieron detener a los infractores en un hecho simple.
Y en el caso del Concejo tampoco hubo registro del hecho por ninguna de las fuerzas de seguridad.
¿Está la ciudad realmente protegida? Si no hay control sobre lo que hacen un grupo de inadaptados, ¿están las fuerzas listas para hechos de mayor envergadura?
“El atentado contra el Concejo Municipal es un hecho de absoluta gravedad para nuestra ciudad. Es un claro mensaje de los delincuentes para todos los rosarinos: cuando quieren, pueden. Cuando quieren balear, balean. Cuando quieren matar, matan”, afirmó el presidente del bloque Cambiemos, Roy López Molina.
“Rosario sufrió más de 500 balaceras durante 2018. Jueces, fiscales, testigos, tribunales, y ahora, el Concejo Municipal”, explicó el edil.
“El reiterado ataque a las instituciones demuestra la impunidad de los delincuentes”, amplió López Molina.