Argentina se encamina a una entrega de mando dentro de los parámetros institucional normales, distinta a la de 2015 cuando la presidente saliente (Cristina Kirchner) no estuvo al momento de pasarle los atributos al presidente entrante (Mauricio Macri).
Alberto Fernández ya pidió un detalle extra al orfebre Juan Carlos Pallarols, familia que lleva desde hace años la tradición de confeccionar los bastones presidenciales.
Fernández quiere que en la empuñadura diga: “Argentina de Pie”. Parte del slogan de campaña que lo llevó a ganar las presidenciales y que repite una y otra vez en los días que lo separan de la toma de poder en Argentina.
El bastón y la banda presidencial carece de efectos jurídicos y se realiza únicamente a los fines protocolares y siguiendo una tradición que se remonta al año 1868, en la que se hizo por primera vez.
HISTORIA CORTA
Mauricio Macri fue el presidente que rompió con la tradición de la familia Pallarols al frente de la confección de los bastones presidenciales. Lo hizo un orfebre de Mercedes Damián Tessore.
En la empuñadura, el de Macri tiene grabado bajo relieve el escudo nacional, también está el nombre del Presidente y la frase: “República Argentina – en unión y libertad”. Y en la base, aparecen Alfa y Omega, símbolo de principio y fin, y también el sostén de un mismo Dios, abrazando a todos los cultos y creencias.
Desde el regreso de la Democracia a la fecha hay más detalles en la historia de los bastones presidenciales.
El bastón de Alfonsín viajó por las 24 provincias a fin de que habitantes de todo el país sumen un golpe de cincel a la pieza.
Menem le encargó al orfebre agregar un sol de mayo en el bastón de su segundo mandato.
Fernando De la Rúa y luego Néstor Kirchner tuvieron los bastones más largos por su altura.
Durante los gobierno de Cristina Kirchner se agregaron dos manos estrechándose como símbolo de unión.