Rusia le cortó este miércoles el gas a Polonia y Bulgaria por no pagar el suministro en rublos, una decisión que ambos países y la Unión Europea tildaron de “chantaje” y que el Kremlin calificó como respuesta a las sanciones que le impusieron por la invasión de Ucrania.
Un día después de que Estados Unidos y otros países occidentales prometieran acelerar el suministro de armas a Kiev, Moscú subió la apuesta y recurrió a su más vital exportación, que Europa necesita para mantener su economía en funcionamiento.
La escalada llegó en la forma de un memorándum de la compañía estatal de gas rusa Gazprom, que dijo que suspendió el envío de gas a Polonia y Bulgaria porque se negaron a pagarlo en rublos, la moneda rusa, tal como exigió el presidente Vladimir Putin.
El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, acusó a Rusia de intentar “chantajear” a su país con una abrupta suspensión del suministro y dijo creer que la medida fue una represalia por recientes sanciones polacas contra Moscú por la invasión de Ucrania.
En una intervención ante el Parlamento, el premier prometió que Polonia no se verá intimidada por el corte del gas y dijo que el país del este de Europa estaba seguro gracias a años de esfuerzos para conseguir gas de otras fuentes alternativas.
En tanto, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, declaró que su país recibió “con tranquilidad” el corte y anunció que las empresas afectadas por lo que llamó “violación de contratos” tomarán medidas legales contra Rusia.
En sintonía, el primer ministro búlgaro, Kiril Petkov, acusó a Moscú de un “chantaje inaceptable” y afirmó que la suspensión del envío de gas “constituye una grave violación del contrato”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también reaccionó a la medida: “No sorprende que el Kremlin utilice combustibles fósiles para tratar de chantajearnos. Esto es algo para lo nos hemos estado preparando, en estrecha coordinación y solidaridad con los Estados miembros y los socios internacionales”.
Fuente: Télam