Mucho se ha hablado de las ciudades inteligentes, también conocidas como Smart Cities. No existe una definición estandarizada sobre qué es o cómo es una ciudad inteligente, sin embargo, podemos ver que existen algunos elementos y experiencias comunes que le están dando forma a esta definición.
Desde el punto de vista del transporte público, podemos señalar los procesos de movilidad eficiente y predecible dentro de la ciudad. Otra arista corresponde a los edificios inteligentes, en cuanto a sus métodos de eficiencia energética y experiencia de servicios. También hoy en día todas las industrias de bienes de consumo masivo se están beneficiando de la transformación de los centros urbanos. Un ejemplo de ello sucede en la industria de Alimentos y Bebidas, que continúa experimentando una mayor visibilidad en sus procesos de producción e innovación, especialmente en el área de transporte dentro de las ciudades. Una tendencia que detectamos en todo el mundo al respecto son los DarkStores, entregando una mayor calidad y experiencia a sus clientes finales con el aprendizaje sobre su tendencia de consumo y preferencias dado su acercamiento vía estos canales digitales.
ARQUITECTURA DIGITAL
Pero poco se ha hablado sobre el rol que desempeña la Nube en las ciudades inteligentes, que entrega la base de la arquitectura digital para conectar a las personas, procesos, tecnología y datos. Según una encuesta de Gartner, para el año 2024 alrededor del 75% de las TOP 20 manufactureras globales de bienes de consumo masivo tendrán socios de innovación que brinden la experiencia y capacidades digitales. Esta tendencia está asociada con la rapidez en la innovación tecnológica que hace muy difícil para las empresas poder contar con innovación continua para mantenerse competitivos. Es así que una arquitectura tecnológica en la Nube se presenta como un ámbito crucial para las empresas, dado que la interacción dentro de las ciudades inteligentes exige capacidades mínimas en áreas de escalabilidad y adaptabilidad, además de la resiliencia tecnológica que apoya los procesos de negocios.
Esto adquiere más sentido al tener presente algunas cifras del reporte Grand View Research, el cual indica que en Estados Unidos el mercado de las ciudades inteligentes hoy está evaluado en US$98.15 mil millones, con proyecciones de crecimiento anual de 29% desde el año 2021 al 2028. Frente a esta impresionante cifra es importante tener presente que en una arquitectura en la Nube se generan las economías de escala necesarias para generar un poder multiplicador en los procesos de negocios. Estos actúan en forma totalmente conectados al poder integrar las tecnologías base para las ciudades inteligentes, como Internet de las Cosas (IoT), Inteligencia Artificial y el uso de herramientas para el análisis de “Big Data”, entre otras.
En las ciudades inteligentes confluye un importante número de data. Tenemos a la Internet de las cosas (IoT) como una herramienta que generara volúmenes de datos masivos donde las tecnologías como Data Lake permitirán su almacenamiento para luego ser explotados, tanto por la plataforma analítica y por algoritmos de inteligencia artificial como también en procesos de negocios, como planeación en base a la demanda, el desarrollo de nuevos productos, Logística (DarkStores) y Procesos Producción.
Es así que la generación de datos, su captura y su explotación en forma dinámica requiere de una arquitectura con capacidades mínimas, si bien en la región todavía hay importantes desafíos. A nivel local, contamos con un rico capital humano de profesionales con el potencial de liderar las nuevas oportunidades digitales. Sin embargo, el lado de la infraestructura física y conectividad hace el camino más difícil y lento. Lo primero es asegurar el nivel servicio de internet a lo largo de Latinoamérica, no solo con la oferta existente, sino también haciendo más alcanzables servicios como 5G y la internet satelital. Por otro lado, la modernización real del Estado es fundamental para liderar estas acciones. Hoy existe la tecnología para interactuar en las ciudades inteligentes, pero aún estamos al debe en pensar out-of-the-box. No se trata de replicar un proceso físico en el mundo digital, sino más bien de repensarlo desde la mirada del cliente y la experiencia que queremos brindar.
Ya llegará el día en que tendremos, por ejemplo, un registro civil digital basado en la tecnología Blockchain, donde un ciudadano podría hasta interactuar con el poder legislativo para participar y votar proyectos de leyes. Por otro lado, el mismo registro único y fidedigno podría permitir una mejor y eficiente estrategia social para apoyar a ciudadanos que lo necesiten o bien, para cruzar esta información con los registros del sistema tributario, para optimizar la recaudación y brindar beneficios más eficientes y en forma más dinámica a los contribuyentes.
El objetivo es que dejemos de pensar cómo solucionamos una problemática con tecnología, sino más bien entender la raíz del problema y redefinir el proceso desde la mirada de la comunidad digital, contando con la Nube como una herramienta clave que nos ayudará hacia dicho camino. Las ciudades inteligentes en América Latina pueden ser una realidad y la Nube es una de las soluciones que actuarán como un catalizador esencial en las Smart Cities locales. De nosotros depende acelerar estos cambios, creando nuevas experiencias dentro de nuestra sociedad.
Por Luis Reyes, Director de Arquitectura en Transformación Digital de Infor