Cada vez más empresas valoran para sus espacios de trabajo, el enfoque de triple impacto que abarca beneficios sociales para el bienestar de sus empleados, como la calidad y flexibilidad de los lugares de encuentro, así como la generación de medidas económicas que ahorren en consumo de energía o agua, por ejemplo.
Desde la visión ecológica, el diseño arquitectónico debe estar focalizado en estrategias mucho más integrales y preparadas para el futuro, mitigando el impacto ambiental, buscando, por ejemplo, la autonomía de la iluminación natural, el análisis de temperatura interior durante el día y la eficiencia energética.
Los beneficios de diseñar oficinas con un enfoque en el triple impacto:
Beneficios económicos: este enfoque busca generar desde el diseño la eficiencia energética en electricidad y gas, así como la reducción del consumo de agua, lo que se verá reflejado directamente en los respectivos servicios.
En este aspecto, lo más relevante para el ahorro son los sistemas de climatización, que son los que mayor energía consumen. En el caso de diseñar una oficina nueva, en la etapa de proyecto se pueden crear corrientes de ventilación natural adecuadas y sistemas de protección solar, que permiten a la vez generar ahorros en la capacidad instalada de los equipos. En el caso de una renovación, además de usar sistemas de climatización eficientes, se pueden implementar sistemas de control solar que atenúan las ganancias de temperatura en verano o las pérdidas de calor en invierno.
Beneficios ecológicos: el objetivo es mejorar la huella de carbono de la empresa, empezando por reducir las emisiones propias y los consumos de recursos naturales.
Esta visión abarca desde qué tipos de materiales son elegidos en la etapa de diseño de la oficina (en cuanto a origen, durabilidad, y reciclabilidad) hasta mitigar los consumos de energía tanto en etapa de construcción como en su utilización diaria, con estrategias de diseño bioclimático.
Beneficios sociales: el diseño con enfoque en triple impacto busca priorizar el bienestar de las personas que van a utilizar estos espacios de trabajo. Para ello se estipulan estándares de confort, como por ejemplo lograr una adecuada temperatura interior o priorizar la ventilación e iluminación naturales.
El aspecto social también se ve reflejado en el impacto ambiental en el proceso de construcción, donde se aplican estrictos criterios de economía circular en cuanto al reciclaje de materiales. Asimismo, se colabora con organizaciones sociales locales, desde un trabajo en conjunto con la comunidad.
En todos los casos, el poder del diseño busca priorizar la experiencia de bienestar de las personas. Para ello medimos el porcentaje de confort y bienestar de los trabajadores y buscamos estrategias para llevarlo al máximo nivel.