Teniendo en cuenta la situación de los últimos años, sumado a la parálisis actual del mercado inmobiliario y la pandemia, las propiedades van hacia una baja selectiva y no generalizada de los precios de las propiedades.
Por un lado, gran parte de la sobreoferta se va a retirar antes de bajar el precio; es decir, serán porcentualmente pocos los inmuebles que bajarán de valor.
Tampoco es seguro que los que bajen se van a vender, pero sí que aumentarán los interesados.
Los precios de operaciones de venta que se cierren serán más bajos de los promedios que hay publicados actualmente.
Se necesita un sinceramiento, de entre el 10 y el 15%, en los precios de publicación para que vuelvan a existir las contraofertas históricas de un 5 al 10%, claves para que el mercado recupere dinamismo.
Respecto de los inmuebles que más defenderán su valor, como siempre en las crisis, serán los más armónicos, por su buena ubicación, por ser luminosos, los que son reciclados, con un estilo a la moda, con servicios y expensas con un costo razonable.
En el otro extremo están las propiedades con una ubicación poco atractiva, oscuras, mal presentadas, como puede ser un segundo piso oscuro por escalera, una casa con lote perimetral en un barrio cerrado y con problemas de seguridad, expensas e impuestos altos difíciles de afrontar en tiempos de crisis.
En estos casos la caída de los valores de venta será mayor, entre 20 y 30% menos que los precios tope del 2018.