El coronavirus y su consecuente cuarentena obligatoria impactaron de lleno contra el sector que comenzó a replantearse la situación.
Especialistas del mercado inmobiliario estiman que después del coronavirus habrá menor cantidad de ventas, una oferta casi nula de crédito hipotecario, y por consiguiente, más demanda de alquileres y en cuanto a precios, será necesario un sinceramiento con ajustes de alquileres y ventas de entre un 10 y 15%.
Se estima que la venta de departamentos usados presente algunas oportunidades ya que algunos propietarios no podrán postergar más la venta por razones personales.
Cuando pase la crisis algunos desarrolladores necesitarán poner en movimiento la rueda lo antes posible y para eso estarán dispuestos a ajustar precios hasta valores cercanos al costo en proyectos de pozo.
Por su parte los inversores que optaron por activos financieros volverán más que nunca a elegir el ladrillo mientras que aquellos que guardaban sus dólares debajo del colchón se decidirán a invertirlos ya que hasta la moneda estadounidense sufrirá una devaluación.
Mientras tanto, el resto de la sociedad seguirá perjudicada a menos que el Gobierno considere la situación habitacional entre sus prioridades y lance una batería de medidas, fundamentalmente el crédito, de lo contrario, el mercado seguirá inaccesible para la gran mayoría.
El cambio más radical que se verá será el impulso del mercado de alquileres, y por consiguiente el lanzamiento de más productos a la medida de este segmento.
Lo que no cabe duda es que el mercado inmobiliario en el mundo cobrará más importancia como refugio de ahorros e inversión ya que los ladrillos siempre estarán ahí, arrojando más o menos rentabilidad pero nunca perdiendo su valor.
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