En el marco de la crisis por el coronavirus, el mercado inmobiliario acomoda su comportamiento por medio de conexiones on-line.
En días en que los encuentros físicos son prácticamente imposibles, la posibilidad de fomentar las conexiones digitales surge como esencial para la supervivencia de cualquier proyecto.
El mercado inmobiliario no está exento a esta premisa, si bien se trata de un rubro que sostiene muchas prácticas tradicionales, no tendrá otra alternativa que acomodarse al nuevo contexto.
La crisis del coronavirus generó un cimbronazo en todo el planeta y prácticamente no hay sector que no lo sienta.
Para amortiguar el golpe, muchos gobiernos han dispuesto un aislamiento masivo de la población, lo que generó que las reuniones cara a cara sean, en algunos casos, un delito.
En este marco, todas las actividades buscan nuevas estrategias para ver una luz al final del túnel.
Mientras los analistas del Real Estate ensayan algunas proyecciones sobre hacia dónde podría dirigirse el mercado en el futuro, ya se van sacando algunas conclusiones.
Una de ellas es que las plataformas digitales se van a terminar de consolidar y aquellas que con anterioridad a la pandemia ya habían iniciado su camino, estarán mejor preparadas para lo que viene.
Las plataformas no solo permiten continuar con el desarrollo de sus actividades, sino que también generarán a futuro una baja de costos para los operadores del sector que sepan generar sus propias comunidades digitales.
Los que mejor desempeño logren en este sentido serán los que quedarán operando en el mercado.
La venta se seguirá concretando finalmente a través de encuentros físicos, pero cuando la crisis pase quedará la sensación de que muchos de los pasos previos a esa etapa pueden realizarse sin necesidad de desplazarse, a través de una computadora o un teléfono inteligente.
Los expertos también aventuran otras consecuencias de la actual situación como la revalorización del trabajo desde el hogar, o home office por su traducción al inglés.
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