Los rindes se acercan al mayor productor del cultivo a nivel mundial y para este año llegaría a las 22 millones de toneladas, ubicándose sólo a 18 puntos de lo producido en EE.UU.
Las proyecciones a futuro para la producción de maíz en Argentina se ubican en instancias más que alentadoras.
Durante la mañana de este miércoles, en la Bolsa de Comercio de Rosario, se llevó adelante la novena jornada técnica de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (MAIZAR) con conclusiones positivas para el sector, pese al alto nivel de retenciones y la escasa confianza del productor en las políticas agropecuarias del gobierno nacional.
En contacto con IMPULSO, el director ejecutivo de MAIZAR, Martín Fraguio, presentó los avances del trabajo de desarrollo, fortalecimiento y modernización de la cadena de valor del maíz de la Región Centro y arrojó muy buenas expectativas para todo el sector. “La producción de maíz en Argentina ha crecido desde la década del 90 a esta parte y se encuentra muy cercana a los alcanzado en Estados Unidos, el principal productor de maíz del mundo”, aportó Fraguio.
El país está a sólo 18 puntos de lo que genera Estados Unidos y los entendidos explican que significa un número muy positivo para el país. Sin embrago, a su vez, resaltan que la poca confianza del productor y el alto nivel de retenciones hace que las inversiones se vuelquen a la soja y disminuyan las áreas sembradas del resto de los cultivos.
En tanto, para este 2010, la producción de maíz alcanzaría 21,7 millones de toneladas con un rendimiento promedio nacional que se ubica en más de 8 mil kilos por hectárea.
Todo indica una proyección nacional que será récord en Argentina y se ubicará en los 8.590 kilos por hectárea.
Por otra parte, con respecto al sector agropecuario, vale recordar que la diputada nacional, Celia Arena, vicepresidenta del Bloque Federal en la cámara baja, solicitó mediante un proyecto de ley fijar en cero por ciento la alícuota del derecho de exportación aplicable a las distintas variedades de trigo, maíz, sorgo y girasol, comprendidas en las posiciones arancelarias de la Nomenclatura Común del MERCOSUR, instancia largamente solicitada por los productores argentinos.
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