La Ley de Defensa del Consumidor avanza sobre los fideicomisos inmobiliarios ante las demoras en la entrega de unidades, fallas en las terminaciones, promesas incumplidas, esperas que se alargan más de lo conveniente y números que no cierran.
De acuerdo a cifras del sector, la mayoría de los desarrollos inmobiliarios del país se realiza a través de este modo, es decir mediante un instrumento que vino a responder a las necesidades de mayor seguridad jurídica y de mejores vías de fondeo para los emprendimientos, motorizando así al negocio de la construcción.
El arquitecto Andrés Pisani, de PCI Consultores Inmobiliarios, afirmó que “los fideicomisos son proyectos de inversión y hay que estar atento porque te convertís en socio del proyecto al ser fiduciario”.
El fideicomiso es una figura que se encuentra regulada por la ley 24.441. Consiste en una operación por la cual una persona (fiduciante) transmite la propiedad fiduciaria de bienes presentes o futuros a otra (fiduciario), que se obliga a ejercerla en beneficio de quien se designe en el contrato (beneficiario), y a transmitirlo al cumplimiento de un plazo o condición al mismo fiduciante, al beneficiario o al fideicomisario (éstas últimas tres figuras pueden confundirse y cumplir los mismos roles).
Es un instrumento importante al momento de invertir por las variadas ventajas operativas y fiscales, Pisani comentó que “si bien hay demoras en las entregas de los departamentos por fideicomiso, los tiempos presentados dependen de cada caso particular, motivo por el cuál hay que estudiarlo antes”.
Entre los motivos de demora enunció “el hecho de que no se vendan todas las unidades, también puede ocurrir que a veces no se termina con la obra y a las cotizaciones previas se les suma una inflación imprevista. Además hay que considerar que existen proyectos que si salen muy rápido, se presentan con cosas que a veces no están presupuestadas y finalmente implican mayor mano de obra y materiales de construcción”.
La utilización del contrato de fideicomiso tuvo un auge importante luego de la crisis de fin de 2001. El colapso del sistema financiero originó una transferencia de recursos al sector inmobiliario, donde proliferaron las inversiones en construcciones bajo la figura de fideicomisos inmobiliarios. Las mayor cantidad de consultas recibidas surgen por “las terminaciones y los pliegos, justamente porque a veces hay sorpresas en este sentido y se presentan por pisos mal puestos o malas construcciones”, manifestó el arquitecto.
La aplicación de la Ley de Defensa del Consumidor (LDC) gana cada vez más terreno y los jueces ya la utilizan al momento de resolver conflictos vinculados a los fideicomisos inmobiliarios. En Rosario, “ya se produjeron varios juicios por estas situaciones. Comparando con años anteriores, puedo decir que no han bajado, sino por el contrario van en aumento con una suba constante y gradual en el porcentaje anual”.
Por último, entre las recomendaciones que aporta Pisani, aconseja “observar primeramente con quién uno va a asociarse al momento de elegir la empresa para comprar una propiedad por fideicomiso, preguntar, sacarse dudas, pedir planos, solicitar el contrato del fideicomiso, analizar las cláusulas a futuro y asegurarse del valor de las cuotas”.