[Crítica] *Jurassic World*: más dinosaurios, más acción y un mayor realismo

La película producida por Steven Spielberg nos trae un paseo de poco más de dos horas, que vale la pena disfrutar

Jurassic Park no sólo fue una gran película de aventuras, sino que generó una nueva era en el uso de tecnología de animación digital, al lograr un increíble realismo al traer a la vida a los extintos dinosaurios. Dirigida por Steven Spielberg, en otro de sus increíbles trabajos, recaudó más de mil millones de dólares en su estreno de 1993.

Veintidós años más tarde, con la producción de Spielberg, pero con Colin Trevorrow detrás de cámaras, la cuarta entrega de la franquicia recupera la magia perdida en la tercera parte, con una apuesta en la que todo se ve más grande e impactante.

Filmada en Hawái, la historia presenta al parque ya abierto al público bajo el nombre de “Jurassic World”, haciendo realidad el sueño de John Hammond. Mientras el complejo luce en todo en su esplendor con atracciones novedosas, la necesidad de generar nuevas propuestas para el público, lleva a los científicos a crear un dinosaurio con distintos códigos genéticos, lo que lo termina convirtiendo en una criatura indomable que destroza todo a su paso.

Chris Pratt es el protagonista principal, en un trabajo que resulta demasiado similar al que realizó para “Guardianes de la Galaxia”. Junto a él, Bryce Dallas Howard y Vincent DOnofrio, completan el reparto principal, siendo el de las actuaciones quizás uno de los puntos más flojos.

Como contrapartida, se logró una destacable tarea en la cinematografía y en los efectos especiales, mientras que el guión presentó varios guiños a la película original.

Más dinosaurios que nunca, más acción y un mayor realismo, en un paseo de poco más de dos horas, que vale la pena disfrutar.