El reguetón provoca una mayor actividad en las partes primitivas del cerebro, las relacionadas con el movimiento, que la música clásica, la electrónica o el folklore, según un estudio que por primera vez compara distintos estilos musicales.
El motivo podría ser “ese ritmo constante tan peculiar” del reguetón, explica a ANSA el joven neurocirujano y músico Jesús Martín-Fernández, de 28 años, autor del estudio, publicado en la revista Neuroscience.
Se descubrió que el reguetón “activa mucho más las áreas motoras del cerebro, las que se encargan del movimiento, y unos núcleos que se llaman ganglios basales, también involucrados en el movimiento y que forman parte del circuito del placer y la recompensa con funciones muy primitivas como el sexo o la comida”.
La degeneración en los ganglios basales da lugar a enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
Pero “no se puede decir todavía que esta música vaya a curar el Parkinson, no se pueden sacar conclusiones a la ligera”, apunta Martín-Fernández, que ahora ha iniciado un estudio sobre las posibles implicaciones que podría tener la música en enfermedades neurodegenerativas.
Hasta ahora, en musicoterapia, para mejorar los problemas para caminar en pacientes con Parkinson se suele utilizar la música clásica.
Según este estudio, “las áreas motoras se activan mucho menos con la música clásica. El reguetón tiene un ritmo muy marcado, en el cuerpo sientes que está pasando algo”.
Cree que “los ritmos africanos podrían tener el mismo efecto que el reguetón, por su carácter primitivo”.
Hablando ahora como músico de formación clásica, Martín-Fernández añade que “se dice del reguetón que la música está vacía, que no tiene variaciones rítmicas y melódicas, pero no es más elemental que la música electrónica, en cuanto a complejidad”.
Eso sí, “el reguetón está infravalorado porque las letras son muy malas”, apunta, aunque “es la música que más se comercializa, que más descargas tiene”.
El estudio se hizo sin las letras, pues “el lenguaje requiere otro procesamiento cerebral distinto de la música”, señala Martín-Fernández, quien reconoce que “desconocemos si con letra todo cambiaría”.
Algunas de las canciones de reguetón utilizadas para el estudio fueron “Shaky”, de Daddy Yankee, y “Ginza” de J Balvin.
En el estudio, realizado en el centro de investigación IMETISA, de la Universidad de La Laguna (Tenerife, Canarias), participaron 28 personas sin formación musical y de una media de edad de 26 años.
Los participantes escucharon durante 30 minutos cada uno de los cuatro estilos de música mientras se les realizaba una resonancia magnética.
Neurocirujano en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife y compositor de música de salsa y de bandas sonoras, Martín-Fernández cree que “la neurocirugía y la música es lo mismo pero visto desde perspectivas distintas”.
El cerebro, señala, “es el punto donde el arte y la ciencia se unen. Hay muchas regiones encargadas del lenguaje que se activan en la música. Hay pacientes que no pueden hablar, pero sí pueden cantar”.
Fuente: (ANSA).