El Acuerdo de París establece un marco global para evitar un cambio climático peligroso manteniendo el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C y avanzando los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C.
El primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante sobre el cambio climático, adoptado en la Conferencia sobre el Clima de París (COP21) en diciembre de 2015, también aspiró a reforzar la capacidad de los países para hacer frente a los efectos del cambio climático y a apoyarlos en sus esfuerzos. Firmado por 189 países, entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.
Los elementos claves del acuerdo son los siguientes:
– El objetivo a largo plazo de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C sobre los niveles preindustriales.
– Limitar el aumento a 1,5 °C, lo que reducirá considerablemente los riesgos y el impacto del cambio climático.
– Que las emisiones globales alcancen su nivel máximo cuanto antes, para luego comenzar a reducirlas.
Como contribución a estos objetivos del acuerdo, cada uno de los países firmantes presentaron planes nacionales de acción por el clima, más conocidos como Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, por sus siglas en ingles).
Los países acordaron reunirse cada cinco años para evaluar el progreso colectivo hacia estos objetivos e informar a las partes sobre la actualización y mejora de sus NDC.
Una de las formas de alcanzar las NDC es abandonar paulatinamente el uso de las energías fósiles como la del carbón, para el 2030, y la del petróleo y el gas para 2050.
Al mismo tiempo, dar impulso al desarrollo de las energías renovables y de la eficiencia energética junto con la apuesta por la promoción de la movilidad sustentable, eléctrica y eficiente, y del uso del transporte público en lugar del automóvil privado. Por último, frenar la destrucción de bosques para llegar a deforestación cero.
Télam