El próximo 14 de octubre inaugurará en el barrio porteño de Recoleta, en Quintana 188, una nueva sucursal de la cafetería y heladería premium Arkakaó, cuyo primer local en la Argentina abrió el año pasado en Rosario, en Córdoba al 1800 (foto).
Manteniendo el mismo estilo y el nivel de excelencia que brindan en la ciudad, Arkakaó es un espacio gourmet con acento italiano, cuyos titulares eligieron a la Argentina como su segundo hogar, con el desafío de dar a conocer productos de alta gama.
Arkakaó es la evolución de la marca italiana Kakaó, que nació hace algunos años en la ciudad de Aosta, al norte de Torino, Italia; en el que conviven varias propuestas: salón de té, una chocolatería y heladería. El interés de sus dueños Marco Amodeo y Giovanni Girardini hacia la Argentina, los impulsó iniciar el mismo emprendimiento en Rosario con el nombre de Arkakaó, y ahora llevar esta apuesta a Buenos Aires.
La heladería es una de las principales propuestas. Arkakaó elabora y ofrece, junto a la marca de chocolates Venchi, helado de tradición italiana, respetando los sabores típicos de Italia y su manera de presentarlos.
Gran parte de la materia prima con la que se elaboran los helados de Arkakaó es importada de Italia, donde se encuentran las mejores zonas productoras de avellanas, como es el Piemonte; el pistacho proviene de Sicilia; sin olvidar que Torino es la capital mundial del chocolate con su famoso gianduiotto.
Los helados se preparan sin colorantes, aromatizantes, aditivos químicos, ni conservantes artificiales. Cualquiera de los sabores son aptos para celíacos.
En cuanto al café, en Arkakó el café se toma “a la italiana”, respetando la forma de elaboración: cappuccino italiano, café espresso y café ristretto; El espacio trabaja con 7 de las variedades de café de la marca Nespresso, las que mejor se adecuan al gusto italiano.
En relación al te, se pueden degustar 22 variedades en hebras provenientes de China, Japón, India y Pakistán. Cada uno de estos tés se sirven con una técnica de preparación particular, poniendo especial atención a la temperatura del agua y se utiliza un reloj de arena para controlar el tiempo de infusión.