Desde el sector indican que debido a la depresión económica por la pandemia, la inversión en ladrillos será el mejor refugio para resguardar el capital y robustecer los ahorros.
Los desarrolladores inmobiliarios indicaron que la venta de propiedades en pozo será la opción de inversión más tentadora una vez finalizada la cuarentena obligatoria y que el gran incentivo para este tipo de negocios se basa en que consta de una entrega inicial en dólares complementada con un mecanismo de financiación en pesos.
“Hace 24 meses que las ventas en la Ciudad de Buenos Aires vienen en caída libre”, dijo Armando Pepe, presidente del Colegio Profesional de los Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires, Cucicba, quien enfatizó que la expectativa del sector -de cara al corto y mediano plazo- está puesta en “la posibilidad que brindan las inversiones en pozo”.
Leonardo Rodríguez Nader, CEO y cofundador de Comunidad de Inversión, CMNV, reconoció que “cuando se analizan los valores del metro cuadrado para los proyectos en desarrollo, con listas en pesos, están en los mínimos de los últimos años; lo cual ofrece una buena oportunidad para entrar en proyectos de este tipo y financiarse en moneda local”.
Ari Milsztejn, titular de la desarrolladora rosarina G70, dijo que está a la espera de autorización a nivel provincial para la puesta en marcha de obras privadas y que “mientras tanto, estamos trabajando en los procesos de seguridad e higiene para evitar cualquier riesgo sanitario”.
“Creemos que van a surgir oportunidades dadas las condiciones comerciales, oportunidades que se van a dar en toda la cadena de producción hasta el consumidor final; hoy es momento para construir y las unidades chicas de 1 y 2 ambientes van a ser las más demandadas como refugio de valor”, aseguró Milsztein.
“Los edificios en pozo continúan siendo atractivos para los inversores”, coincidió Gerardo Azcuy, Fundador y Director General de Azcuy, compañía de real estate que, como sus pares, desarrolla, proyecta, construye y comercializa edificios residenciales.
“Entrando al proyecto en sus primeros momentos y con la posibilidad de pagar en pesos, se puede obtener una buena rentabilidad, en los últimos 20 años ha aumentado entre el 3 y 4 % anual el valor del metro cuadrado, por eso se ha transformado en el refugio en dólares de los ahorristas”, dijo Azcuy.
La Asociación de Empresarios de la Vivienda, AEV y la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos, CEDU, aseguraron que al abrirse la actividad será necesaria la intervención del Estado con asistencia crediticia tanto a usuarios finales como a los desarrolladores para impulsar las obras.
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