El asma afecta a casi 340 millones de personas en todo el mundo y es la enfermedad respiratoria no transmisible más frecuente en niños y adultos. Debido a que compromete principalmente a la población más activa de la sociedad, se estima que genera ausentismo escolar en aproximadamente el 60% de niños asmáticos y una pérdida de productividad laboral promedio del 35%. Si bien esto ha mejorado en las últimas dos décadas, aún hay mucho para hacer.
Se trata de una enfermedad crónica que provoca inflamación y estrechamiento de las vías que conducen el aire a los pulmones (los bronquios). Los síntomas pueden manifestarse varias veces al día o a la semana, y en algunos casos empeoran durante la actividad física o por la noche.
La causa del asma no es conocida pero los mecanismos de esta inflamación están bastante claros.
Gracias a múltiples estudios de grandes poblaciones hoy podemos decir que, además de la predisposición genética, muchos factores en la vida cotidiana y, sobre todo, en la infancia son determinantes para padecer asma. Especialmente en los primeros tres años de vida, la exposición hogareña a alérgenos, humos (de cigarrillo y/o de leña), contaminación ambiental, las infecciones virales pueden ser esos factores. Muchos de ellos son evitables. En general afectan en mayor medida poblaciones con bajos recursos socio económicos.
Otro hallazgo importante es el hecho de que muchos jóvenes que padecieron asma a edades tempranas, pueden llegar a la edad adulta con disminución de su capacidad respiratoria, aún sin notarlo.
Como última observación, todos los adultos con asma requieren tener un tratamiento adecuado con el fin de tener la mejor calidad de vida posible, buen rendimiento laboral y no requerir consultas a guardia ni internación por su enfermedad.
En este contexto, en 2022 la Iniciativa Global para el Asma (GINA) propone “achicar la brecha en asma”, es decir alcanzar la igualdad y equidad en los siguientes aspectos de los que La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria quiere hacerse eco:
1- Proporcionar acceso al diagnóstico y tratamiento a los diferentes grupos socio-económicos, étnicos, etarios tanto en países desarrollados o aquellos con diversas carencias.
2- Obtener la interacción entre todos los niveles de atención de la salud (primerio-secundario-terciario), abarcando todas las severidades.
3- Proveer material educativo-informativo a pacientes con asma (“la información es poder”) para que los mismos se conviertan en decisores en su tratamiento.
4- Educación del personal de la salud para darle importancia a la patología, como a otras, sobre todo en lo referente a adherencia, uso de inhaladores, detección de exacerbaciones. Este último punto es importante porque existe, en la población general y también en algunos trabajadores de la salud el concepto de que el asma es una enfermedad crónica únicamente
Como corolario podemos decir que nuestra asociación propone y facilita la realización de actividades comunitarias que colaboren a disminuir el coste económico y de salud que genera el asma no controlada o no diagnosticada en niños y adultos.
En todo el mundo existen diferencias en lo que refiere a la información, diagnóstico y tratamiento del asma; por lo tanto, alentamos el incentivo de la participación de los pacientes como decisores importantes en el manejo de su patología y de la difusión de sus vivencias. De esta forma achicaríamos la “brecha en asma”.
Fuente: Télam