En el marco del Día Mundial Sin Tabaco -que se conmemora este martes 31 de mayo-, el Ministerio de Salud de la Nación, junto con sociedades científicas y asociaciones civiles que trabajan en el cuidado de la mujer embarazada, lanzaron estrategias para promover un embarazo y una maternidad libres de humo de cigarrillo.
Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en 2009, el 26% de las mujeres en edad fértil son fumadoras y tienen un consumo promedio de 9,4 cigarrillos por día. Asimismo, un 34% está expuesta al humo de tabaco ajeno.
Diversas encuestas muestran que entre un 15 y 20% de las embarazadas en Argentina son fumadoras, siendo éste uno de los porcentajes más altos de América y del mundo.
A pesar de estos datos, el período del embarazo es una oportunidad para que los equipos de salud introduzcan en la consulta los costos-beneficios para la madre y el niño de una vida libre de tabaco.
El rol de los obstetras y ginecólogos es clave para desalentar el consumo de tabaco en embarazadas a través de estrategias sencillas en las consultas médicas.
Una guía, editada por la cartera sanitaria, sintetiza las acciones que debe realizar el profesional durante la atención de la embarazada para lograr la cesación tabáquica.
A través de un simple ayuda memoria de las 5 A, cualquier miembro del equipo de salud podrá: Averiguar su situación respecto del tabaquismo activo y pasivo, Aconsejarla, Animarla, Ayudarla y Acompañarla en cada visita.
“El uso de materiales específicos de autoayuda para la mujer embarazada ha demostrado aumentar las tasas de abstinencia y prevenir recaídas. Este tipo de asesoramiento e intervención puede incrementar las tasas de abandono del cigarrillo entre el 30% y el 70%, y se recomienda que sean integradas a las rutinas de controles perinatales”, manifestó el Lic. Mario Virgolini, coordinador del Programa Nacional de Control del Tabaco.
Habitualmente, el escaso conocimiento o la negación de los efectos adversos son algunos de los factores maternos más importantes que conducen al consumo de tabaco en las embarazadas.
Durante el período de gestación, el tabaquismo puede producir abortos espontáneos, malformaciones congénitas (paladar hendido, labio leporino y malformaciones cardíacas), bajo peso del bebé al nacer, muerte súbita en la etapa de lactancia y, en algunos casos, síntomas de abstinencia en el bebé.
Nicotina
Desde 1933 existen registros mundiales que afirman que la nicotina, principal sustancia que genera adicción al tabaco, es absorbida por la leche materna, y se concentra allí casi tres veces más que en la sangre de la mujer embarazada. No obstante, esta sustancia es sólo una de las más de 7000 que contiene el humo del cigarrillo y que son ingeridas por el bebé, a través de su madre. A pesar de ésto, se recomienda que las fumadoras amamanten a sus hijos, ya que el riesgo de no hacerlo es mucho mayor.
Los daños del tabaquismo pasivo también afectan a los niños que conviven en hogares con padres fumadores, ya que les puede provocar asma, bronquitis, menor desarrollo de los pulmones, otitis más frecuentes, trastornos de conducta y de aprendizaje.
Además, estos chicos tienen un mayor riesgo de ser adictos a la nicotina y de padecer otros factores de riesgo como diabetes tipo 2 y obesidad; y a medida que entran en la adultez, tienen mayores probabilidades de padecer cáncer de pulmón, en comparación con aquellos niños que viven en ambientes libres de humo de tabaco.
La mayoría de los riesgos que registra la persona que fuma son reversibles si deja de fumar, especialmente a temprana edad. Las personas que dejan de fumar antes de los 30 años, igualan los años de sobrevida que tendrían si nunca hubieran fumado, y ganan más de 10 años de expectativa de vida. La edad en que una mujer es fértil y requiere la atención obstétrica, coincide con grandes beneficios para la salud.