“Economía del Conocimiento”, el Estado debe conectarse con el Sector Privado

El progreso social necesita de aumentos sostenidos de productividad económica. Para esto se necesitan políticas de generación de conocimiento. Y el conocimiento se genera con investigación y desarrollo (I&D). Argentina invierte en I&D y tiene muchos investigadores. El problema argentino es el divorcio del I&D con las empresas privadas.

El motor del desarrollo económico es la innovación tecnológica. Si no hubiera innovación las economías estarían estancadas porque las economías crecen indefinidamente cuando pueden mantener la productividad en aumento constante. Es decir, constantemente está aumentando la cantidad y calidad de bienes y servicios por cada hora trabajada.

Hasta antes de la Revolución Industrial las sociedades no prosperaban materialmente mucho con el paso del tiempo. Piénsese que los burgos europeos del año 1000 no eran muy diferentes materialmente a los de 1300 cuando empieza el Renacimiento. Esto es porque producían más o menos siempre las mismas cantidades y calidades de bienes y servicios por hora trabajada. En otras palabras, no había aumentos importantes y sostenidos de la productividad económica. No se puede decir lo mismo de la Argentina de 1822 con la del 2022. Aun cuando Argentina es famosa por su involución y decadencia, es indiscutible que la Argentina en 2022 es mucho más moderna que la de 1822. Esto es porque, aun en países de bajo desempeño, hay aumentos de productividad.

La llave para los aumentos constantes de productividad económica es la investigación y el desarrollo (I&D). Esto es la generación de conocimiento de todas las empresas residentes y no residentes, institutos de investigación, laboratorios universitarios y gubernamentales realizadas dentro de un país. Para tener alguna idea de magnitudes de cuánto representa esta importante inversión se presenta el cuadro a continuación.

Inversión en I&D

% del PBI

Fuente: LP Consulting en base a OECD

OECD (2022), Government researchers (indicator). doi: 10.1787/c03b3052-en (Accessed on 27 April 2022)

Argentina invertía 0,39% del PBI a comienzo del presente siglo y ahora invierte un 0,47% del PBI, habiendo invertido 0,56% hace 10 años atrás. Un país vecino comparable con datos disponibles es Chile que invierte menos que Argentina ya que se mantiene en el orden del 0,34% del PBI. España, un país al que Argentina puede aspirar a emular, invertía 0,88%  en el 2000 y ahora invierte 1,25% del PBI. En general, los países desarrollados invertían 6% del PBI a comienzos de siglo, 8% hace una década y hoy 9% del PBI.

Aquí se percibe claramente que los países desarrollados no paran de invertir cada vez más en I&D, mientras que los países rezagados (Argentina y Chile) invierten poco y de manera inestable. Países intermedios, como España, invierten más que los rezagados aunque debajo con una brecha importante respecto de los desarrollados.

Otro dato interesante es la cantidad de investigadores que tiene el país. La OECD entiende por “investigador de I&D” a los profesionales trabajando en la concepción o creación de nuevos conocimientos, productos, procesos, métodos y sistemas, así como a los encargados de la gestión de los proyectos en cuestión. El panorama es como se presenta a continuación.

Investigadores en I&D

Por cada 1.000 ocupados

Fuente: LP Consulting en base a OECD

OECD (2022), Government researchers (indicator). doi: 10.1787/c03b3052-en (Accessed on 27 April 2022)

Es notable ver que en Argentina hay muchos investigadores de I&D. A modo de ejemplo, se puede señalar que los países de la OECD invierten 5 veces más que Argentina en I&D, sin embargo, tienen sólo 3 veces más de investigadores. Obviamente, esto significa que en los países desarrollados los investigadores de I&D trabajan con más recursos que en Argentina, pero no se debe pasar por alto que el número de investigadores de R&D en Argentina es bastante razonable. Tiene 3 veces más que Chile y más de la mitad de los que tienen los países de la OECD.

La gran diferencia que hace Argentina con Chile, España y los países desarrollados es el perfil de inserción laboral del investigador de I&D. En los países de la OECD, menos del 10% de los investigadores son empleados públicos y en Chile y en España es entre 13% y un 15%. En Argentina, en cambio, prácticamente la mitad trabajan en el Estado. Se trata de personal de planta de Conicet, INTA, INTI y otros organismos estatales de investigación. Incluso el gran crecimiento en la cantidad de investigadores de I&D en Argentina desde que comenzó el siglo fue de la mano del empleo público.

Investigadores de I&D que son empleados públicos

% del total

Fuente: LP Consulting en base a OECD

OECD (2022), Government researchers (indicator). doi: 10.1787/c03b3052-en (Accessed on 27 April 2022)

Esto tiene dos connotaciones muy importantes. La primera es que en Argentina el sector privado participa poco de la inversión en I&D. Esto es producto de las políticas anti-empresarias y la consiguiente crisis económica. Entre el 2000 y el 2010, que fue un período de fuerte crecimiento económico por el boom económico internacional, fue claramente un período de políticas anti-empresas. Es más, hasta las empresas presentían que, pasado el boom, quedaban solo las políticas anti-empresas. En estas condiciones nadie hace inversiones de tan largo plazo como el I&D. Entre el 2010 y el 2019 el período ya fue de estancamiento económico y alta inestabilidad de precios donde el largo plazo no existe, por lo tanto, invertir de manera importante en I&D es perder mucha plata cuando un título público da jugosos rendimientos en el corto plazo.

La segunda connotación es que si la investigación en I&D la hace mayoritariamente el Estado con empleados públicos, el divorcio con las realidades del sector público debe ser importante. Una investigación en I&D que no está pensada para las empresas genera muy poca (si genera) mejoras continuas de productividad en el sistema productivo. Entonces, es inversión en I&D que no trae prosperidad.

La Argentina se enorgullece de tener una Ley de Conocimiento la cual es una muy buena intención pensando en motorizar la investigación en I&D privada. El problema es que los incentivos de esta ley están lejos de compensar los desincentivos de las malas políticas públicas que agreden al sector productivo: alta inflación, cepo cambiario, controles de importaciones, alta presión tributaria, servicios públicos de pobre calidad (energía cara y escasa, pobre conectividad, etc.), regulaciones anticompetitivas, etc.

Hay que concientizar a la sociedad, en general, y a la dirigencia, en particular, de que sin generación de conocimiento no hay aumento de productividad económica y, con ello, prosperidad social. Y la generación de conocimiento se hace con I&D en las empresas privadas. Así lo enseñan los países que mejor hacen esto, los cuales tiene 9 de cada 10 investigadores de I&D investigando dentro de una empresa privada.

 

Fuente: LP Consulting