La vorágine de expansión de los desarrollos inmobiliarios hacia las afueras de las ciudades grandes y medianas de la provincia Santa Fe lleva a pensar en qué estará pasando con el área cultivada en la provincia. Obviamente que siempre habrá cultivos, pero es innegable que el desarrollo urbano compite con el cultivo en las adyacencias de los núcleos urbanos.
Un ejercicio interesante es identificar cuáles son las áreas más dinámicas en el uso de la tierra para cultivos y aquellas que van cediendo a otros usos de la tierra. Se repite. Nunca dejará de estar la tierra cultivable de Santa Fé plagada de cultivos, pero hay zonas que son más emergentes que otras. La forma de hacer este ejercicio es observando las áreas cultivadas por campaña según departamento de la provincia e identificar en los últimos 60 años en qué década se produjo el “pico” de área cultivada. A ver qué dicen los datos.
Máximos de área cultivada y década en la que se produjo por departamento de Santa Fe
Fuente: LP CONSULTING en base a Secretaría de Bioeconomía
Los datos confirman lo que muchos sospechan. El 42% del área cultivada en la actualidad corresponde a departamentos de la mitad de la provincia hacia el norte, los cuales están en una especio de boom mostrado porel hecho de que sus picos de área cultivada fueron obtenidos en lo que va de la presente década (2020 – 2024). En estos departamentos la agricultura está siendo muy dinámica.
Es notable que aparecen 9 de Julio y Vera acompañando a General Obligado que tuvo su pico entre el 2010 – 2015 mostrando que en el norte de Santa Fe ya se volvieron muy agricultores haciendo de Santa Fe una provincia agricultora por excelencia en todo su territorio.
Entre los años 2010 – 2015, cuando el boom internacional de los productos agropecuarios se agotaba, los departamentos de General Obligado y Garay anticipaban que la dinámica de los cultivos se estaba yendo hacia el norte.
El otro 54% del área cultivada actualmente, en cambio, tuvo su boom en la década de la gran bonanza internacional (2000 – 2010) pero luego fue decayendo. En estas ciudades es donde se percibe ese halo de que los desarrollos inmobiliarios pareceríanestar ganándole a los cultivos. De todas formas sigue siendo el área eminentemente agricultora. Basta con ver el enorme despliegue de tierra cultivada del departamento de General López.
Es interesante observar que del medio para abajo de la provincia, el área cultivada ya no crece. Obviamente que lo que está sucediendo es que estas tierras, que son las tradicionales, ya lograron su plena ocupación y la tecnología permitió extender la frontera agrícola al norte de la provincia hasta ocuparla completamente. Esto se observa en los rindes promedio.
Rendimiento de la soja en Santa Fe
Kg / Ha promedio anual
Fuente: LP CONSULTING en base a Secretaría de Bioeconomía
Tomando como ejemplo la soja. En los 50 años que transcurren entre 1970 y 2020, los rendimientos promedios aumentaron consistentemente. Esto es producto del avance tecnológico en materia agrícola aplicado a las tierras muy fértiles del centro y sur del país. Cuando la ocupación llegó a su nivel de saturación en las zonas centro y sur, el avance tecnológico posibilitó avanzar con los cultivos en las tierras del norte. Sin embargo, por ser las tierras menos aptas para el cultivo, los rindes en la década actual tienden a disminuir.
Hay que tener en consideración que el período transcurrido de la década actual son pocos años y que justo una campaña (2022 – 2023) fue azotada por una histórica sequía. De todas formas, observando los rindes de los departamentos del norte en comparación con los del sur, en general, son crecientes pero tienden a mantenerse por debajo de los del centro y sur.
Los motores del crecimiento económico
Estos datos son muy interesantes para observar lo que los manuales de economía teorizan sobre cómo se produce el crecimiento económico pero el común de la gente lo pasa por alto. La aplicación de la tecnología a la producción –en este caso, el área cultivable más apta– hace crecer la productividad del campo. Esto fue lo que ocurrió en las décadas que transcurren entre 1970 hasta 2020.
El aumento de la productividad eleva los ingresos reales de la población lo que genera la modernización de las ciudades. Florecen los edificios, mejora el parque automotor, se embellecen los pueblos y los desarrollos inmobiliarios expanden el ejido urbano hacia el campo. Señal que el progreso avanza.
Cuando la producción convencional llega al punto de saturación, las innovaciones tecnológicas permiten seguir produciendo en condiciones menos aptas manteniendo el crecimiento. Si bien el crecimiento por unidad de factor productivo (rinde) es menor, crecimiento sigue habiendo y la sociedad sigue progresando.
El gran economista clásico David Ricardo descubrió este fenómeno a principios del siglo XIX y le llamó rendimientos decrecientes a escala. No es que en algún momento el proceso productivo se estancará. Tiende a estancarse. Pero la mente humana entra en juego y le encuentra nuevos usos a la tecnología para mantener el crecimiento andando. Como lo hizo expandiendo la frontera agraria santafecina cuando se agotaron las buenas tierras del centro y del sur.
Mientras en los últimos 53 años (1970 – 2023) la Argentina de las grandes urbes se mantuvo sumida en las crisis de crecimiento económico y decadencia social, viendo cómo se multiplica la pobreza, en el campo la historia fue otra y los datos lo evidencian. Pero, bueno, ni las evidencias terminan de convencer a los argentinos citadinos que, si la Argentina todavía funciona, luego de tantas crisis, es gracias a su campo y a la inventiva de su gente de campo.
Fuente: LP CONSULTING