Impulso

La actividad inmobiliaria repuntó sobre finales de 2009 y arrancó 2010 con niveles récord. Así, nuevamente parece haber comenzado otra etapa donde el ladrillo se convierte en la vedette de la inversión.

Este fenómeno -que ya se planteó en la ciudad en los años 2004, 2005 y 2006- plantea un interrogante: ¿quiénes son aquellos que depositan su dinero en edificios y desarrollos inmobiliarios actualmente?

A juzgar por lo que respondieron aquellos que IMPULSO consultó, nada parece haber cambiado desde aquél "boom" que transformó a Rosario hace de un lustro hasta aquí.

Javier Grandinetti, presidente de la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Rosario (Cadeiros), opina que "la inversión en ladrillos es la más segura, por lo que cualquier inversor mediano tiene una parte de su portafolio derivado en el mercado inmobiliario".

Sin embargo, no desconoce que mucho del dinero que termina transformándose en edificios proviene del excedente obtenido del sector agropecuario, tal como fue luego de la devaluación de 2002, cuando comenzó el auge de la soja.

En sintonía con este pensamiento se expresa Ricardo Griot, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), quién plantea que "hoy, el que compra es un inversor que usa la construcción como un commoditie".

"Es por eso que no se puede dar un boom inmobiliario, porque para que eso se produzca, la clase media tendría que tener acceso al crédito, cosa que hoy no sucede", explica Griot.

Siguiendo con esta línea interpretativa, son muy buenos los augurios para lo que resta del año, teniendo en cuenta la cosecha de poco más de 50 toneladas que se proyecta para la soja (según la Bolsa de Comercio de Rosario).

"Si la cosecha de marzo se comercializa y se liquida normalmente, habrá excedentes económicos que se volcarán a la inversión inmobiliaria y que serán el arrastre de otros sectores que están esperando a ver qué pasa", finalizó Grandinetti.