Fernando Sabag Montiel, el hombre de nacionalidad brasileña que intentó asesinar a Cristina Kirchner en la puerta del departamento de la Vicepresidenta, se negó a declarar esta tarde ante la Justicia por lo ocurrido en Recoleta.
Por cuestiones de seguridad, el acusado no fue trasladado a Comodoro Py y, por eso, la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, a cargo de la investigación, fueron hasta la dependencia policial sobre la calle Cavia en donde está alojado Montiel. Sin embargo, no obtuvieron ninguna declaración que colabore con el expediente.
Según se informó, Montiel quedará detenido en la dependencia policial en la cual está alojado. Además, tenía un ojo morado y, al ser consultado, respondió que fue golpeado por la militancia kirchnerista cuando fue detenido.
Capuchetti y Rívolo decidieron tomarle declaración hoy luego de que los tests psicológicos concluyeran que Montiel estaba en condiciones de hablar frente a la Justicia ya que, según estas pericias, el joven “está ubicado en tiempo y espacio”, por lo que su defensa no podría alegar que es inimputable.
¿Quién es el hombre que gatilló a Cristina Kirchner?
En Villa del Parque, el barrio donde vivía sobre la calle Terrada, a Montiel lo conocían como “Tedi”. Su madre, Viviana, que se dedicaba a vender ropa, falleció en 2017, a causa de problemas respiratorios.
Diez años atrás el hombre que este jueves 1 de septiembre intentó matar a Cristina Kirchner frecuentaba el circuito de bandas death metal. Una de sus costumbres, era proponer negocios que eran “un delirio”, o esperar a músicos famosos a la salida de hoteles.
En marzo de este año, posteó un video donde intentaba una selfie con Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters, una semana antes de su muerte. “Vídeo con Taylor Hawkings de Foo Fighters una semana antes de morir, me siento la parca muy fuerte conocer a alguien antes de su muerte”, posteó en Instagram.
A fines de agosto, “Tedi” tuvo sus cinco minutos de polémica en Crónica TV. Acompañaba a una joven que decía ser su novia, mientras vendía algodones de azúcar. La joven decía que ya no cobraba planes sociales, que no estaba a favor, porque era “fomentar la vagancia”. En Facebook, en su muro, relató sus enfrentamientos con “las mafias de coperos peruanos”, vendedores de algodón de azúcar sumamente territoriales. Habló de sus peleas a golpe de puño con ellos.