Antes de empezar a avanzar en esta nota de opinión, voy a hacer una aclaración que me recomendó hacer mi colega, amigo y Tech Editor de #IMPULSO, Marcos Toscani. Soy usuario de iPhone desde el iPhone 3G (incluyendo el actual iPhone 6s). Además, poseo una MacBook Pro Retina 2015 (Applemaníaco desde 2008), iPad Mini, Apple TV, iPod Nano y Time Capsule. Con lo cual, podemos decir que soy un seguidor más que fiel de la marca.
Empecemos ahora nuestra historia. En enero de 2007, Steve Jobs presentó el primer iPhone y cambió radicalmente la forma en la que utilizamos un teléfono celular. Su impresionante pantalla de 3,5 pulgadas e interfaz táctil revolucionaron la industria, llevándose por delante a gigantes como Nokia y Motorola, que -hasta ese entonces- dominaban el mercado.
Algunos más rápidos que otros, intentaron seguir el camino de Apple, entre ellos, Samsung, que sin tapujos imitó el diseño y UI.
Durante ese período, en el pico creativo de la compañía, Jobs nos trajo también la MacBook Air (en 2008) y luego el primer iPad (2010).Desde luego, resulta casi imposible que una empresa revolucione la industria de forma permanente, pero -en el caso de Apple- uno espera que se mantenga la “firma”, impronta y obsesión por los detalles, que Steve le ponía a sus productos.
2010/2011 fue el último tiempo en el que Apple mostró un producto a su nivel. El iPhone 4/4s eran -para ese momento- no sólo smartphones avanzados sino concebidos como productos de lujo.
Sin embargo, todo cambió cuando la enfermedad se llevó a Jobs muy temprano.
Los iPhones 5/5s fueron el último vestigio de lo que la firma estaba acostumbrada a ofrecernos a los usuarios, y el iPhone 6 (y su sucesor 6s) no fueron más que equipos diseñados “sin inspiración”.
Aquí es cuando tenemos que empezar a recordar algunos conceptos de cómo Apple desarrolló siempre sus productos. Más allá de la productividad, eficiencia y eficacia, el diseño, el denominado “look & feel”, son fundamentos claves a la hora de concebir un dispositivo.
Desde 2012, Apple perdió ese rumbo. Es cierto que a veces los números pueden nublar la visión. ¿Quién podría decirle a Tim Cook que está equivocado cuando la empresa es la más rentable del sector?
El diseño de los últimos gadgets de Apple, son una sombra de lo que los usuarios tradicionales estábamos acostumbrados a ver. La MacBook Air sigue sin renovarse estéticamente desde hace siete años. Y la nueva MacBook resulta ridícula en su concepción, ya que visualmente es un (pequeño/ínfimo) salto hacia adelante, pero inservible para su uso diario, con un único puerto y un procesador digno de una tableta, pero no de una laptop.
El Apple Watch también resultó un fiasco. Su forma rectangular, su similitud con los viejos relojes calculadoras de la década de los 80, la elección de los materiales y la interfaz de usuario, muestran la ausencia de Jobs. Y aquí, no queremos poner a Steve como un Dios responsable de todas las creaciones pero, claramente, era el garante de que cada nuevo concepto fuera admirable.
Apple pasód de ser una marca referente a ser auto-referencial. ¿Qué significa esto? La compañía a la que uno estaba acostumbrado a admirar, pasó a mirarse demasiado a sí misma, para olvidarse de ser lo que era. Y entonces, el “One More Thing” de Steve Jobs fue arrebatado por Samsung con su “The Next Big Thing”.
Ahora, llegó a mis manos el nuevo Galaxy S6 Edge. Desde 2010, desde el iPhone 4, no veía un equipo de este nivel estético. Pero, además, el gigante coreano se las ingenió para traernos una pantalla lo suficientemente curva para darnos la sensación de estar en el futuro, así como lo había hecho Apple con su primer iPhone.
Entre algunas de las frases legendarias de Jobs, nos encontramos, con una explícitamente dedicada al diseño: “La mayoría de las personas piensan que el diseño es una capa, una simple decoración. Para mí, nada es más importante en el futuro que el diseño. El diseño es el alma de todo lo creado por el hombre”.
Jobs, también hacía referencia a la cita de Henry Ford, sobre la invención del automóvil: “Si le hubiera preguntado a mis clientes que querían, me hubieran dicho que un caballo más rápido”.
Samsung nos trae con el Galaxy S6 Edge un teléfono con el que soñábamos. Con el que los diseñadores profesionales (e incluso estudiantes o amateurs) dibujaban en sus casas y subían a la web cómo imaginaban el siguiente iPhone.
Hoy, el nuevo iPhone no es el iPhone.
Por eso hoy, mi nuevo celular es un S6 Edge.