Senderismo, canotaje, rappel y parapente son algunas de las opciones de turismo aventura que ofrece Tucumán en verano, en un radio vecino a la capital provincial donde la variedad del paisaje, el clima y el suelo permiten desarrollar numerosas actividades que disparan la adrenalina.
El escenario en el cual se desarrollan estas actividades que combinan naturaleza es la ecoregión de yungas, una selva pedemontana que conserva la humedad y cursos de agua y que alberga una amplia biodiversidad, a unos 20 kilómetros de la ciudad.
En parapente, Tucumán es es líder en el país, tanto a nivel recreativo para aficionados como en categoría profesional, y su epicentro se encuentra en Loma Bola, un lugar que ofrece una panorámica de San Miguel entre dos promontorios boscosas y desde donde muchos humanos sueñan con ser pájaros durante unos minutos y disfrutan de singulares vistas de los paisajes de cerros verdes hasta un horizonte aún más lejano desde la altura.
A diferencia de otros lugares, donde hay que correr hasta el borde de un abismo, saltar y dejarse caer, en Loma Bola sólo se trota unos pocos metros en un suave declive del pasto cortado como una cancha de golf y la corrientes térmicas hacen el resto: en cuestión de segundos uno se eleva y puede flotar y navegar a unos 800 metros sobre el valle.
Los expertos viajan solos y los aficionados y quienes hacen vuelos de bautismo van con un piloto que los guía unos 15 minutos, y si el pasajero busca algo más vertiginoso puede hacer un medio looping o pasar rasante sobre los árboles y las mesas de la cafetería del parque para aumentar la emoción pero sin riesgo alguno.
Para quienes prefieren permanecer con los pies en la tierra, las opciones de trekking son múltiples y muchas se centran también en el cerro San Javier, con diversos niveles de dificultad y de duración según el ritmo.
Durante la actividad es fundamental la hidratación, por lo que el agua no debe faltar en el equipo, ya que la combinación de calor y humedad de la yunga generan una profusa transpiración aún a la sombra y a paso moderado.
Dentro de la intrincada red de eco sendas de esa zona de Tucumán se destacan circuitos como El Funicular, ideal para toda la familia; Puerta del Cielo, de dificultad baja e intermedia; Cascadas del Río Noque, que conduce a ese atractivo, y Aguas Chiquitas, de unas cuatro horas de ida y vuelta, que se recomienda hacerla en invierno o primavera.
En otra de las alternativas el turista puede elegir entre un tour de mountain bike o la aerosilla que lleva al mirador del lago El Cadillal, en la cima del cerro Médici.
Los tucumanos aseguran que su provincia es la Capital Nacional del Mountain Bike y que los mejores lugares para su práctica son el cerro San Javier y Yerba Buena -10 kilómetros al oeste de San Miguel-, donde también se pueden efectuar otras de las actividades mencionadas.
Subir y bajar esas lomadas y pendientes, caminos sinuosos de ripio o alisados, entre árboles y matorrales, es una pureba para el físico, la resistencia y los sentidos.
Allí, el ciclista debe saber también cómo jugar con los cambios y velocidades de la bicicleta para aprovechar al máximo sus fuerzas y las posibilidades del vehículo, tanto en un paseo como en entrenamiento competitivo.
Desde la cima del cerro Médici a 230 metros desde la base y donde se llega por la aerosilla, surgen varios senderos ideales para trekking que se pierden en la frondosa vegetación que cubre sus laderas.
Ese mirador ofrece una gran vista panorámica del espejo de agua -el mayor de Tucumán-, que es recorrido constantemente por embarcaciones de paseo y deportivas, con y sin motor, en las que se trasladan tanto vecinos como turistas.
En su costa, junto al embarcadero, se encuentran el complejo recreativo gastronómico Puerto Argentino y el Museo Arqueológico El Cadillal, con piezas de antiguas culturas halladas durante las excavaciones para la construcción del dique.
El canotaje es otra de las opciones para todas las edades y condiciones, donde se puede remar a solas, con acompañante o instructor, don diversas distancias y duración, y se puede combinar con trekking, escalada y rappel en algunas islas.
Así como el parapente brinda la sensación de ser por un rato un ser volador, el kayak mantiene medio cuerpo bajo el nivel de la superficie y con un poco de imaginación uno puede sentirse como una criatura acuática que se traslada en su hábitat natural.
La ciudad de San Miguel que ofrece todas estas propuestas de naturaleza y aventura virtualmente al alcance de la mano del turista, cuenta con poco más de la mitad de las 8.000 plazas turísticas de Tucumán y la mayor variedad de opciones y precios de alojamiento.
Como referencia promedio, en hotel 2 estrellas, habitación doble, el precio oscila entre 4.000 y 5.000 pesos, en tanto para 3 estrellas va de 5.000 a 6.000, y los 4 estrellas llegan a los 9.000 pesos, según tarifas de diciembre pasado.
Fuente: Télam