Este domingo, la candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff ganó las elecciones presidenciales de Brasil, aunque no pudo vencer en primera vuelta, por lo que deberá enfrentarse a un ballotagge, que se realizará el próximo 31 de octubre.
La posible sucesora del actual presidente Luis Inacio Lula da Silva obtuvo un 46,7% de los sufragios, contra un 32,7% de su rival opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). En tanto, la ex ministra de Medio Ambiente del gobierno de Lula, Marina Silva, del Partido Verde, fue la gran sorpresa de las elecciones al obtener un 19,45% de los votos.
Según dijeron los analistas políticos del país sudamericano, fueron los votos obtenidos por Silva los que no le permitieron a Rousseff alcanzar el triunfo en la primera vuelta.
El diario El País de España, dijo que "con estos resultados, José Serra salvaría a duras penas su carrera política y Marina Silva consolida su alternativa y su capacidad de negociación de cara a la segunda vuelta, el próximo 30 de octubre. Serra acentuó en los últimos días sus críticas y la denuncia de que un éxito excesivo de Lula y del PT supondría un riesgo para la vida democrática brasileña. La victoria de Dilma Rousseff en primera vuelta fue una apuesta personal mucho más de Lula que de la propia candidata o de su grupo político (PT). Lula eligió a una sucesora improbable, poco conocida, y se lanzó con todas sus fuerzas y su enorme popularidad (80%) en una campaña electoral agitada. La segunda vuelta será, sin duda, decepcionante para el presidente más popular de la historia de Brasil, que creyó poder traspasar directamente ese respaldo personal".