Tres amigos y emprendedores mendocinos buscan evitar la tala de 1,5 millones de árboles reciclando residuos plásticos como botellas de shampoo, gaseosas y fardos para transformarlos en postes y tablas plásticas que son pretendidos por diferentes industrias de Mendoza y Buenos Aires.
Se trata de Carlos Arce, de 46 años; Pío De Amoriza, de 38; y Leonardo Cano, de 43, quienes son los responsables del emprendimiento “Madera Plástica Mendoza” (MPM), que comenzó en 2017 y cuya planta está ubicada en la localidad mendocina de Junín, a unos 45 kilómetros de la capital provincial.
Ellos transforman basura de distintos residuos en postes para viñas y tablas para piso, abastecen a los viticultores mendocinos, entre otros clientes y trabajan en conjunto con el Instituto de Calidad y Sanidad Agropecuaria (Iscamen) y la municipalidad de Junín.
Los emprendedores coincidieron que el objetivo es reemplazar en parte los cinco millones de postes de madera que equivalen a un millón y medio de árboles talados al año que se utilizan en Mendoza.
UNA PROPUESTA INTEGRAL
El emprendimiento consiste en el acopio de plástico reciclado que se junta gracias a la colaboración de recuperadores urbanos, distintas empresas del agro y un grupo voluntario de siete chicas, denominadas “Botellas con amor”.
Además, esta iniciativa cuenta con el apoyo de los municipios de Junín y de Godoy Cruz, que se encargaron de disponer puntos limpios para el depósito de plásticos.
En cuanto a las características del material reciclado, los socios detallaron que la fabricación de postes para viñas es elaborada de material plástico cien por ciento reciclado, se producen sin uso de agua y son resistentes a inclemencias climáticas, humedad, insectos, productos químicos y soportan los golpes de las máquinas sin problemas, no se astillan, ni se rompen.
“El proceso es muy simple, todo lo que nos llega lo molemos, hacemos una mezcla jugando con la propiedad de cada tipo de plástico, lo mandamos a un horno con calor, que moldea y da forma al poste de viña que mide dos metros de largo y ocho centímetros de ancho y que pesa 10 kilogramos y el costo de venta por cada producto es de 500 pesos”, enumeró Cano.
PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN
Además del proceso correspondiente de industrialización, esta pyme antes de hacer la disposición final de los residuos, recibe de Iscamen, los fardos plásticos en el centro de acopio transitorio (CAT) de ese Instituto, quienes verifican que los bidones tengan triple lavado, los limpian y los categorizan.
Este proceso permite además que MPM califique como emprendimiento operador de envase fitosanitarios clase “A”, autorizado por la Dirección de Protección Ambiental de la provincia (DPA).
“Estamos procesando unos 1.500 kilogramos de basura plástica que equivale a unos 200 postes diarios, a pesar de este contexto de pandemia y la dificultad de producir por el distanciamiento social, pudimos seguir trabajando después de un parate durante marzo y abril”, intervino en el diálogo Carlos Arce.
“Disfrutamos este trabajo genuino, queremos seguir creciendo y transformando ese plástico que va a la basura para generar conciencia y que más gente se sume a este desafió” resumió.
RECONOCIMIENTO. Esta pyme participó en el 2018 del concurso nacional “Mentes Transformadoras”, en el que compitieron con otros 17 emprendimientos de innovación social de distintas regiones del país y obtuvieron el tercer puesto. Además, la Legislatura mendocina los reconoció, en el 2019, con la Mención de Honor al Impacto Social.