“Niño Jesús, concede paz y concordia a Oriente Medio y al mundo entero”, pidió el pontífice desde la Basílica de San Pedro al dar la bendición Urbi et Orbi (A Roma y al mundo), tradicional de la Navidad.
En un mensaje en el que pidió por varios conflictos abiertos en el mundo, el Papa lamentó que “en el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero son estos, en realidad, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos”.
Así, Jorge Bergoglio lamentó que hay “muchos conflictos, crisis y contradicciones” que “parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos”.
“Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas”, lamentó.
En su novena Navidad como Papa, Francisco deseó “que en los corazones de los pueblos del continente americano prevalezcan los valores de la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos”.
En una referencia explícita a la situación global por la difusión del coronavirus, el Papa aprovechó el mensaje para pedir por “las víctimas de la violencia contra las mujeres que se difunde en este tiempo de pandemia”, así como dedicó también un mensaje “a los niños y a los adolescentes víctimas de intimidación y de abusos”.
Tras reiterar sus pedidos para que se “encuentren las soluciones más adecuadas que ayuden a superar la crisis sanitaria y sus consecuencias”, Francisco insistió una vez más con el reclamo para “hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres”.
En ese marco, no olvidó tampoco recordar “el drama de los emigrantes, de los desplazados y de los refugiados”.
Fuente: Télam