Enoturismo: Tucumán propone un “Camino del Vino”

La provincia del norte argentino ofrece un circuito vitivinícola con 14 bodegas a lo largo de 100 kilómetros.

El Camino del Vino de Tucumán, que se extiende por unos 100 kilómetros en los Valles Calchaquíes, es una de las propuestas turísticas de este invierno de la provincia, con 14 bodegas que ofrecen un maridaje de aromas, colores, paisajes, cultura e historia.

En estos establecimientos, además de las catas y experiencias relacionadas a la producción del vino, los visitantes encuentran un ambiente que los contacta con el trabajo y la cultura local junto a a sabiduría de los habitantes de un corredor que va desde Tafí del Valle hasta el Corredor de la Ruta 40 en los Valles Calchaquíes.

En las bodegas se encuentran singularidades como una a cargo de la primera mujer tucumana en desarrollar un emprendimiento de este tipo; otra que es la única del país y la tercera del mundo administrada y dirigida por una comunidad indígena, o la de una familia italiana que desarrolló en el predio un hospedaje boutique.

El recorrido trepa desde los 1.750 a los 3.000 metros sobre el nivel del mar (msnm), con suelos arenosos y pedregosos y una amplitud térmica que imprime la concentración de aromas, azúcares y colores, y el viento que asegura la sanidad de las uvas.

Las cepas son variadas en ese ambiente soleado unos 350 días del año, pero las que prevalecen en calidad y en cantidad (por elección de los productores), son el malbec y el torrontés

En general en estos viñedos, presentes en la zona desde fines del Siglo XVI, se trabaja la tierra en forma orgánica, con abonos naturales de guano y orujo, y el riego es por goteo, con aguas de alta montaña o pozos profundos.

Entre las particularidades de este recorrido está la bodega Luna de Cuarzo, que fue creada por la primera mujer tucumana que desarrolló su emprendimiento sobre la Ruta 40, Silvia Gramajo, oriunda de la provincia.

El establecimiento Vinos de Los Amaichas, es el único de la Argentina y la tercera bodega del mundo en ser administrada y dirigida por una comunidad de un pueblo indígena, y se encuentra sobre la ruta provincial 307.

En esta bodega comunitaria, que expresa la importancia del terruño y la riqueza ancestral del suelo, los visitantes son recibidos por Gabriela Balderrama y Micaela Lera, de Amaicha del Valle, y miembros de la comuidad que se rige con una organización encabezada por un consejo de ancianos y un cacique que actualmente es Miguel Flores.

Son 40 productores de uva de pueblos de los valles, como Amaicha, Los Zazos, Ampimpa, Encalilla, El Paso y Colalao del Valle, hasta Ciudad Sagrada de Los Quilmes, quienes participan en esta bodega que comenzó a funcionar en 2016, donde se procesan entre 16 y 18 toneladas por vendimia para elaborar un vino que es casi orgánico, según sus productores.

En el mismo circuito de estos descendientes de los primeros habitantes de la región está un emprendimiento de inmigrantes recientes, como la familia italiana de Giacomo Spaini, que llegó a la región en 2010 y se enamoró de esta tierra, donde se instaló para desarrollar su emprendimiento vitivinícola.

Se trata de la Finca Albarossa, que incluye una propuesta de hospedaje boutique para disfrutar de los viñedos, también sobre la Ruta 40, cerca de Colalao del Valle, de Amaicha del Valle y de la Ciudad Sagrada de Los Quilmes.

La finca, que comenzó con 13 hectáreas con cepas malbec y cabernet franc, y luego un cabernet ligero, hoy tiene unas 120 hectáreas al pie del cerro de La Mina, de 4.762 msnm.

Otras bodegas y viñedos del circuito son Cerro El Pelao, Fortaleza, Los Zazos, Estancia Rural Río de Arena, Finca La Churita, Finca La Orilla, Altos La Ciénaga, Chico Zossi, Las Arcas de Tolombón, Valle de Choromoro y Vertientes Tintas

Además de los vinos, las fincas y los viñedos, en este recorrido el turista puede contactarse con artesanos ceramistas y textiles, hacer las travesías en 4×4, cabalgatas, senderismo y hasta practicar astroturismo, ya que a 24 kilómetros de la Ruta 40, en Ampimpa, hay un observatorio abierto a los visitantes.

Para llegar al Camino del Vino Tucumano, desde San Miguel se debe ir por la ruta provincial 307 hacia Tafí del Valle, por la Cuesta del Infiernillo hasta Amaicha del Valle, y el acceso a la Ruta 40 rumbo norte hasta Colalao del Valle.

Fuente: Télam