Un equipo internacional liderado por investigadores argentinos observó cambios drásticos provocados ante una ola de calor de pocos días en el fitoplancton de la Antártida, microorganismos que producen más del 50 por ciento del oxígeno del planeta y son la base de la red trófica de los ecosistemas marinos.
Los investigadores que son parte de las campañas del Instituto Antártico Argentino (IAA) precisaron, a través de un artículo publicado en la revista científica Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, que si bien hace diez años se preveía que para el año 2050 podría haber olas de calor en la Antártida y aumentos de temperatura del orden de los cuatro grados, estos cambios se están dando mucho antes de lo previsto.
“El planeta Tierra evidencia un aumento sostenido de la temperatura del aire y, por lo tanto, de la temperatura del agua. En la Antártida, además, por el aumento en el deshielo asociado a este aumento de temperatura, se vierte una mayor cantidad de agua dulce en estas bahías marinas que poseen aguas saladas”, explicó Julieta Antoni, bióloga y becaria doctoral del Conicet y de la Universidad de La Plata (UNLP).
En este sentido subrayó que el equipo de especialistas se dedicó a estudiar “qué ocurre con el fitoplancton si se dan estas condiciones de altas temperaturas y baja salinidad” y que para ello se tomaron muestras en Caleta Potter, una bahía ubicada al norte de la Península Antártica.
“Se estima que entre un 50 y un 60 por ciento del oxígeno del Planeta lo generan estos pequeños microorganismos y, según observamos en este estudio del fitoplancton de Caleta Potter, con un aumento de temperatura durante siete días, ya se generan alteraciones en la composición de estas comunidades”, detalló Antoni.
Las distintas especies de plancton se pueden distinguir en el microscopio a partir de la forma y pigmentación: “Hubo una especie de fitoplancton típicamente subantártica que creció mucho más que el resto, una especie que no había sido registrada en la Antártida antes. Y, además, también creció una especie de alga que es cosmopolita, o sea que ambas están acostumbradas a climas un poquito más cálidos o con temperaturas más altas que las que se registran en la Antártida”, agregó la especialista.
Télam