“Seguimos preocupados de que una regulación estricta que exige un solo tipo de conector reprime la innovación en lugar de alentarla, lo que a su vez perjudicará a los consumidores en Europa”, afirmó el gigante tecnológico estadounidense en un comunicado.
La compañía de la manzana mordida se ha resistido a una legislación estricta para un sistema de carga común desde 2009.
Desde entonces, Apple realizó varios cambios en sus sistemas de carga, en particular en los iPhones.
Sin embargo, Bruselas tiene un plan para que los usuarios puedan vaciar sus cajones repletos de cargadores, para lo cual busca ilegalizarlos.
La Comisión Europea anunció hoy que está decidida a usar una legislación estricta para obligar a los fabricantes de tecnología a armonizar las soluciones de carga para pequeños dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes y tabletas.
“La Comisión tenía que seguir adelante y acabar con este monstruo marino”, afirmó el Comisario de Mercado Interior Thierry Breton. “Proponemos más libertad, menos costos (para los consumidores) y también se trata de reducir el desperdicio”.
Fuentes comunitarias subrayan que el principal apuntado a través de la nueva medida legislativa es la compañía de Cupertino, teniendo en cuenta que su producto insignia, el iPhone, utiliza una solución de carga patentada llamada Lightning.
Apple se opuso, hasta ahora con éxito, a cualquier intento por imponer medidas vinculantes durante más de una década, argumentando que el daño que podría traer a la innovación supera los beneficios ecológicos.
Decidida a poder avanzar con el cambio, la Comisión Europea está pensando en una nueva táctica.
La misma consiste en lugar de intentar estandarizar el cargador en sí, imponer que todos los teléfonos inteligentes nuevos, así como tabletas, cámaras digitales, auriculares, altavoces y consolas de videojuegos portátiles, tengan un conector USB-C para cargar.
De esta manera, sería posible la interoperabilidad entre cargadores y marcas, permitiendo a los consumidores usar el mismo cargador y cable para diferentes dispositivos.
Al exigir a los fabricantes que dejen de vender un cargador con cada nuevo teléfono inteligente, la Comisión también espera reducir los desechos electrónicos en 1.000 toneladas anuales.
Actualmente, en la UE se recogen alrededor de cuatro millones de toneladas de desechos electrónicos cada año.
Bruno Basalisco, autor de un estudio sobre el cargador común encargado por Apple, no estuvo de acuerdo.
Existe “una gran desconexión entre el pequeño tamaño de los beneficios ambientales que se pueden obtener a través de la regulación, y el gran tamaño del daño al consumidor por perder el potencial de innovación”, aseguró.
Fuente: ANSA