Expectativas sobre la generación de empleo en 2025

La caída del empleo asalariado en 2024 refleja desequilibrios estructurales que no se resuelven únicamente con crecimiento económico. Si bien este puede ofrecer un respiro, las reformas estructurales son fundamentales para garantizar una recuperación sostenible del empleo. ¿Cuáles son las reformas que faltan?

El mercado laboral argentino finalizó el año con un desempeño desfavorable. Los datos del INDEC del tercer trimestre evidencian un incremento interanual en los indicadores de inactividad laboral, desocupación, subocupación y búsqueda activa de empleo entre los ocupados. Dentro de la composición del empleo, el mayor crecimiento correspondió al sector de trabajadores independientes, mientras que el empleo asalariado registrado en el ámbito privado presentó una contracción.

Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC

Este panorama responde, en gran medida, a la contracción económica experimentada por el país, resultado de las políticas de ajuste fiscal y monetario implementadas para contener la inflación. Sin embargo, estos resultados se inscriben en un contexto más amplio de estancamiento económico que se prolonga por más de una década. En este marco, es evidente que Argentina enfrenta una debilidad estructural persistente para la generación de empleo formal y de calidad, un desafío que trasciende coyunturas y requiere reformas profundas en el modelo.

¿Es suficiente solo con el crecimiento económico para mejorar la situación?

El crecimiento económico puede ayudar a generar empleo, pero si no se acompaña de políticas que aborden las debilidades estructurales, como la informalidad laboral, la falta de inversión en sectores clave o la educación y capacitación de la fuerza laboral, los beneficios serán limitados. Además, sin un enfoque integral que también apunta a la estabilidad macroeconómica y la modernización del marco regulatorio, el crecimiento podría no ser sostenible y no se traducirá en una mejora sustancial en la calidad del empleo.

La proyección de recuperación económica para 2025 genera dudas sobre su impacto real en la creación de empleo formal, especialmente en un contexto donde la relación entre el crecimiento del PIB y el empleo asalariado no parece ser tan directa como algunos economistas suponen. El concepto de elasticidad empleada por algunos expertos, que establece que un crecimiento del 1% en el PIB debería traducirse en un aumento del 0,7% en el empleo asalariado, se ve cuestionado por la realidad reciente.

La falta de correspondencia entre PIB y empleo

Desaceleración del PIB vs. Empleo: A pesar de que la economía mostró una contracción del 2,1% en el tercer trimestre de 2024, el empleo asalariado formal experimentó una caída aún mayor, de un 2,6%. Este desajuste sugiere que el crecimiento económico no siempre genera empleo de manera proporcional, especialmente cuando se enfrenta a crisis estructurales o cuando el empleo formal es afectado por factores adicionales, como la alta inflación o las políticas fiscales restrictivas.

Elasticidad no lineal: Este fenómeno muestra que la relación entre el crecimiento económico y la generación de empleo no siempre es lineal. El empleo asalariado puede verse afectado por otros factores como la evolución de la productividad, la informalidad laboral, la estructura de la demanda de trabajo o la dinámica del sector privado.

Distintos factores explican la desconexión entre PIB y empleo:

  • Evolución de la productividad: Si el crecimiento económico se concentra en sectores con alta productividad, puede no generar una cantidad proporcional de empleos. Las empresas pueden preferir aumentar la productividad en lugar de contratar más personal.
  • Aumento de la informalidad: En contextos de inestabilidad económica, muchas empresas optan por informalizar el empleo o recurrir al cuentapropismo, lo que reduce la creación de empleo formal.
  • Crisis estructurales: Factores como la alta inflación, las políticas de ajuste fiscal y la falta de incentivos para la inversión empresarial pueden limitar las oportunidades de empleo formal, incluso en periodos de crecimiento económico.

La elasticidad entre el crecimiento del producto y el empleo también está influenciada por otras variables, especialmente los salarios reales, que experimentaron un incremento del 3,1% durante el mismo período. En contextos de recuperación salarial, la destrucción del empleo asalariado se intensifica, dado que las empresas deben afrontar mayores costos laborales, independientemente de que la producción se mantenga estable o disminuya. Esto ocurre porque el aumento de los salarios reales incrementa el costo de la mano de obra sin un correspondiente aumento en la productividad, lo que reduce la rentabilidad de las empresas y las lleva a recortar personal o evitar nuevas contrataciones.

De cara a 2025, si la inflación se mantiene bajo control, es probable que los salarios reales sigan experimentando un aumento. Este contexto, sumado a un marco regulatorio laboral rígido ya una economía abierta que impulsa la adopción de tecnologías intensivas en capital, podría restringir significativamente la capacidad de las empresas para generar empleo.

Sin cambios en la legislación laboral, el riesgo de que el crecimiento económico se traduzca en una débil creación de empleo seguirá siendo alto.

¿Cuáles son las iniciativas pendientes en el Congreso?

Durante 2024, el Congreso impulsó algunas reformas en la legislación laboral, como la eliminación de la duplicación de indemnizaciones por despido y la ampliación del período de prueba. No obstante, estas reformas resultan insuficientes frente a las profundas transformaciones que exige el contexto económico actual.

Una de las reformas más urgentes consiste en habilitar el desenganche de los trabajadores de los convenios. Esta reforma permitiría ajustar las condiciones laborales a las necesidades y características específicas de cada empresa, promoviendo así la creación de empleo y el aumento de salarios. La clave no es solo que las empresas aumenten su producción, sino que también mejoren su eficiencia y competitividad, lo que se lograría mediante acuerdos laborales más flexibles y adaptados a las realidades del mercado y la estructura.

Con este enfoque, las empresas ganarían mayor flexibilidad para ajustar su estructura de costos y aprovechar las oportunidades del crecimiento económico, lo que les permitiría expandir tanto su producción como su fuerza laboral. Además, esta medida contribuiría a disminuir las tensiones entre los objetivos de estabilización macroeconómica y las demandas específicas de cada sector.

Fuente: LP CONSULTING

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