En el Mes del Orgullo, el deportista argentino de alto rendimiento Facundo Imhoff habló sobre la libertad de ser y elegir, y poder manifestarlo abiertamente sin seguir fomentando el tabú.
Junio es el Mes del Orgullo y, puntualmente, el 28 es el Día Internacional en conmemoración de lo ocurrido en el bar neoyorkino Stonewall Inn. Casi medio siglo más tarde y con una gran cantidad de derechos conquistados, sigue costando, socialmente, la concepción de una identidad de género y una orientación sexual diferentes a las esperadas según la heteronormatividad.
Las nuevas generaciones son las encargadas de la revolución de la deconstrucción masiva, a través del uso de las redes sociales y de la gran repercusión que las distintas marchas pregonan alrededor del mundo. Así, ámbitos como el deporte se ven obligados a mirar hacia su interior para comenzar a visibilizar historias, sin continuar obligando a encapsular las identidades por el famoso “qué dirán”.
“En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política” (Carlos Jáuregui, activista LGBT e impulsor de la lucha por los derechos de la comunidad homosexual en Argentina)
Facundo Imhoff es oriundo de Franck, un pequeño pueblo santafesino, y es el primer deportista argentino de alto rendimiento que hizo pública su homosexualidad. Hace una década hizo lo propio frente a sus compañeros del Lomas Vóley y, tras obtener el premio mayor con la selección argentina en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, se conoció abiertamente. “Me da orgullo poder elegir libremente quién soy y quién quiero ser, sin tener que rendirle cuentas a nadie ni aparentar para lograr la aceptación de los demás”, le dijo a Télam.
Imhoff padeció un primer momento tenso con su familia. Sus padres lo vivieron, según sus propias palabras, “como un velorio”, a diferencia de quien más se esperaba esta reacción y, sin embargo, se mostró más que abierta y feliz: su abuela Doli.
Hablar alivia, afloja, sana. Tanta presión era la que sentía que, sacarse de encima tamaña mochila ligada a los mandatos y a “lo esperado”, hizo que el deportista deje de lesionarse y mejore completamente su rendimiento.
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VIOLENCIA EN EL DEPORTE
Al momento de pensar en el peso de la identidad y la orientación sexual en el mundo del deporte, sobrevienen distintas imágenes. Una de ellas es la de los famosos “bautismos” que tanta repercusión han vuelto a tener tras el relato en primera persona de experiencias en deportes como el fútbol o el rugby.
Facundo se mostró reflexivo y abierto al diálogo, inspirado por este mes, compartiendo videos con sus más de 17 mil seguidores en Instagram. Allí se expresó sobre esta cuestión: “Nadie tiene el derecho a maltratar, por más títulos, fama, rango o poder que crea tener. Está bueno visibilizar estas cosas para que no sigan sucediendo”.
Y continuó: “En el Mes del Orgullo, me planteo qué celebramos, qué mostramos, cuáles son las luchas del colectivo”.
Más tarde y en diálogo con Télam, profundizó sobre el bautismo en el voley, su deporte. “Conozco a muchos jugadores que pasaron por el bautismo más violento (‘pilorto’, la introducción de una pila en el ano), a muchos técnicos y mucha gente del vóley que lo vivió y que, si no lo vivió en primera persona, fue cómplice de esos abusos por no oponerse, o fomentar estas violencias. El gran problema de la sociedad es, justamente, no querer meterse: cuando uno calla termina siendo cómplice de las personas que ejercen la violencia“.
ESTEREOTIPOS A DECONSTRUIR
Continuando con la lucha contra los estereotipos, el deportista expresó la diferencia entre hablar abiertamente de la homosexualidad siendo hombre o mujer: “En el deporte masculino, la homosexualidad es más tabú que en el femenino por el machismo que vivimos como sociedad. Por más que una mujer sea lesbiana, no va a dejar de ser mujer. Pero el hombre que dice públicamente que es gay, deja de ser hombre y macho”.
“Si a todo lo que conlleva ser deportista le sumamos el ambiente que fomenta el deporte por fuera, como los fanáticos, barrabravas, se agrava más la situación: la imagen es la de que hay que poner huevos, no ser maricón, que no pegues como puto“, concluyó.
Desde Beijing, China, y a días de colocarse la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus, Imhoff sigue reflexionando. La libertad de elegir y expresarse debe contagiarse a todos los ámbitos, y dejar de resultar un impedimento o un agravante para poder desempeñarse en la vida cotidiana con las demás características que pueden definir a una persona. En este caso, ser deportista. Uno de los mejores. Orgullo nacional.