La reforma es una de las medidas clave que el mandatario francés, de 45 años, prometió durante la campaña que llevó a su reelección en abril, tras un primer proyecto en 2020 que tuvo que abandonar por la llegada de la pandemia. Pero tras años de crisis, representa una “prueba decisiva” para Macron sobre su mandato y sobre “la huella que dejará en la historia”.
Según un sondeo de Ipsos publicado el miércoles, aunque un 81% de franceses considera necesaria una reforma, un 61% rechaza el plan oficial y un 58% apoya el movimiento de huelga.
De Marsella a Nantes, pasando por París, una multitud manifestó contra una reforma que consideran injusta, pero que el gobierno defiende como la única manera de evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones. La reforma “se presentó de forma democrática” y tendrá un debate en el Parlamento “que permitirá expresarse a todos los partidos”, señaló.