El papa Francisco pidió ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “renovar la arquitectura financiera internacional“, animó a la comunidad global a “terminar con las injusticias económicas” y convocó a que no prevalezca “el camino del individualismo” frente a la pandemia de coronavirus.
“Este es el tiempo propicio para renovar la arquitectura financiera internacional“, planteó el Pontífice en el videomensaje grabado en su residencia del Vaticano con el que este viernes participó de la 75 Asamblea General del organismo.
En el marco de lo que consideró la “oportunidad” que representa la crisis actual, el Papa pidió “reconsiderar el papel de las instituciones económicas y financieras, como las de Bretton-Woods, que deben responder al rápido aumento de la desigualdad entre los súper ricos y los permanentemente pobres“.
Para Francisco, que envió su mensaje en el quinto aniversario de su visita a la sede del organismo internacional en 2015, reclamó que “un modelo económico que promueva la subsidiariedad, respalde el desarrollo económico a nivel local e invierta en educación e infraestructura que beneficie a las comunidades locales, proporcionará las bases para el mismo éxito económico y a la vez, para renovación de la comunidad y la nación en general“.
“La comunidad internacional tiene que esforzarse para terminar con las injusticias económicas“, pidió Jorge Bergoglio en su intervención.
En su mensaje, el Papa reclamó a los jefes de Estado y de Gobierno del organismo internacional “la responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas“.
Durante la pandemia, el pontífice se había expresado ya varias veces a favor de la reducción o condonación de las deudas de los países más pobres.
El Papa reclamó además “garantizar un trabajo digno“ y para eso pidió “cambiar el paradigma económico dominante que sólo busca ampliar las ganancias de las empresas“.
Al referirse a la pandemia de coronavirus, Bergoglio, sostuvo que “puede representar una oportunidad real para la conversión, la transformación, para repensar nuestra forma de vida y nuestros sistemas económicos y sociales, que están ampliando las distancias entre pobres y ricos, a raíz de una injusta repartición de los recursos“.
“Pero también puede ser una posibilidad para una retirada defensiva con características individualistas y elitistas“, advirtió.
En ese marco, el Papa aseguró que “nos enfrentamos, pues, a la elección entre uno de los dos caminos posibles: uno conduce al fortalecimiento del multilateralismo, expresión de una renovada corresponsabilidad mundial, de una solidaridad fundamentada en la justicia y en el cumplimiento de la paz y de la unidad de la familia humana, proyecto de Dios sobre el mundo“.
“El otro, da preferencia a las actitudes de autosuficiencia, nacionalismo, proteccionismo, individualismo y aislamiento, dejando afuera los más pobres, los más vulnerables, los habitantes de las periferias existenciales. Y ciertamente será perjudicial para la entera comunidad, causando autolesiones a todos. Y esto no debe prevalecer“, pidió.
Télam