Este desempeño refleja una tendencia positiva para el sector, que ha registrado un crecimiento acumulado de 6061 millones de dólares en los primeros nueve meses del año, un incremento del 21% en comparación con el mismo período de 2023. Los complejos de soja, trigo y maíz fueron los de mayor contribución al aumento interanual, mientras que cultivos como la cebada, el girasol y las legumbres mostraron un crecimiento más moderado.
En el frente cambiario, el tipo de cambio real multilateral, calculado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), retrocedió un 1% en septiembre respecto a agosto, aunque se mantiene un 3% por encima del promedio de 2023 en el acumulado de enero a septiembre.
Este leve ajuste en el tipo de cambio, aunque aún favorable en términos interanuales, representa un reto para el sector exportador, que enfrenta además desafíos como la volatilidad de los precios internacionales y las recientes fluctuaciones climáticas que han impactado la producción.
En paralelo, un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) destacó que las exportaciones de las economías regionales alcanzaron los 8649 millones de dólares en el período octubre 2023-septiembre 2024, estableciendo un récord desde enero de 2023. Las importaciones del sector sumaron 791 millones de dólares, lo que resultó en un superávit comercial de 7858 millones de dólares.
Economía Regionales
El “Monitor de Exportaciones de las Economías Regionales” de CAME reportó un incremento interanual del 29,1% en el valor exportado y un aumento del 26,5% en el volumen, que sumó un total de 1948,8 millones de dólares adicionales y 1,5 millones de toneladas en el comercio exterior.
El precio promedio de exportación de los productos de estas economías se situó en 1230 dólares por tonelada, reflejando una recuperación tras tres años de sequías y heladas tempranas que afectaron los niveles de producción.
La recuperación del agro argentino en 2024 refleja una revitalización del sector, no solo en términos de volumen exportado, sino en el valor y calidad de los productos ofrecidos en mercados internacionales. El desafío, sin embargo, se centra en consolidar estos avances y afrontar los vaivenes del mercado global y el contexto interno, incluyendo la estabilidad del tipo de cambio y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas.