Sería muy fácil clasificar el año 2020 como un año para olvidar, pero la realidad es que la pandemia causó ciertos cambios positivos en el lugar de trabajo. Muchas de estas modificaciones probablemente sean permanentes. Es sin duda, difícil apreciar desde nuestro punto de vista actual, pero para finales del 2021 podremos ver los frutos de la crisis. De hecho, ya se pueden observar algunos cambios que tuvieron un impacto universal cualquiera sea la industria o la geografía.
Redefinición de las normas del lugar de trabajo
Los últimos 50 años en el trabajo se pueden definir como marcados por patrones predecibles que involucran quien realiza el trabajo, dónde se realiza y cuándo ocurre. Aunque estos patrones se han visto impactados por los avances tecnológicos, cambios demográficos y normas sociales emergentes; el COVID-19 aceleró la llegada de nuevas formas de trabajar. Muchas de las organizaciones inicialmente se resisten a las reformas inevitables que acompañan a la crisis, aunque virtualmente casi todas aceptan que el trabajo puede realizarse desde cualquier lugar, en todo momento.
Por ejemplo, REI, empresa de retail de vestimenta de deportes, anunció que vendería su nueva oficina corporativa que nunca había estrenado. La razón es simple, no les hace más falta y permite ahorrar dinero mientras buscan formas de ser más eficientes frente al impacto económico causado por el Coronavirus. Conforme a una encuesta reciente de Gartner, esto no es un cambio temporario que volverá a la situación anterior luego de la pandemia, ya que el 82% de los líderes de la empresa planifican permitir que los empleados trabajen en forma remota por lo menos en tiempo parcial de acá en adelante. Estos mismos líderes entienden que serán las empresas flexibles, las que superarán estas disrupciones inexorables en el futuro.
Si bien la tecnología fue el disparador del nuevo ambiente laboral, la verdad es que nuestro propio estado mental es el componente crucial para una aceptación a largo plazo de este nuevo modelo. La reacción visceral que normalmente acompaña la solicitud para permitir que el personal trabaje en forma remota se basa en la consideración de que serán menos productivos.
La realidad es bastante diferente conforme a Natalia Emanuel y Emma Harrington, PhD, candidatas en economía de Harvard, quienes evaluaron trabajadores de call centers en una empresa de retail de Fortune 500 y descubrieron que la productividad aumentaba de un 8% a un 10% en trabajadores remotos versus presenciales. Y aunque la actitud acerca del mundo en evolución es importante, la tecnología puede ser clave para el futuro del trabajo a largo plazo.
Los datos han cambiado todo
En la medida que la pandemia ha acelerado la adopción de nuevas tecnologías y modelos operacionales (casi 25 veces más rápido conforme a una encuesta de McKinsey), también ha acelerado la transformación digital en los lugares de trabajo. Virtualmente casi todo el trabajo se realiza en formato computarizado, lo que brinda oportunidades infinitas. Al agregar el conocimiento de los datos disponibles, las organizaciones pueden predecir y prescribir cómo coordinar las tareas en un formato basado en pruebas. Y cuando las empresas reconocen que la clave para la sustentabilidad son los datos, ven el valor que puede traer en recursos humanos.
Los datos de las personas pueden utilizarse en gran cantidad de formas incluyendo performance en tiempo real, productividad cuantitativa y programación optimizada, pero el valor real yace en el uso de los datos de comportamiento. Las organizaciones priorizan la contratación de individuos con conocimientos transferibles y con características de comportamiento que puedan transferir su talento en la medida que las condiciones del entorno y la economía cambian.
Conocer el comportamiento de cada individuo permite contar con un alto nivel de personalización en la contratación, desarrollo, capacitación y crecimiento de la carrera. Esta información ha sido también utilizada para determinar la aptitud para trabajar desde casa, como características del tipo ritmo y disciplina, que fueron comprobadas como determinantes para el éxito en ambientes de trabajo remotos.
Por sobre todo, se debe terminar con el encasillamiento de las personas y reconocer que pueden ser útiles en una variedad de actividades sin importar sus títulos o antecedentes. Un perfil integral de cada persona permite que la organización desarrolle una estrategia impulsada por datos para relocalizar a las personas considerando los cambios de la demanda.
La mayoría considera que el 2020 fue un año para olvidar. Pero sería una pena volver a cómo eran las cosas antes, una vez que las vacunas se distribuyan masivamente y que el mundo vuelva a abrirse. Se han visto muchos experimentos basados en la necesidad y lecciones aprendidas que no deben olvidarse. Existe un enorme potencial para continuar con las mejoras que han surgido a raíz de las crisis para mejorar la situación de los trabajadores del mundo.
*Por Rubén Belluomo, Gerente Comercial de Infor Cono Sur