Según un reciente reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario, la producción de maíz tardío enfrenta un severo golpe debido a la proliferación de la enfermedad conocida como Spiroplasma, transmitida por la chicharrita. Originalmente, los productores anticipaban rendimientos de entre 85 y 90 quintales por hectárea, cifras que se han visto reducidas a unos 60 quintales por hectárea en promedio, con posibilidades de una mayor caída a medida que avanza la temporada.
Este impacto del Spiroplasma varía considerablemente dentro de la región. Algunas áreas reportan pérdidas totales, mientras que otras han logrado minimizar los daños al 5%. Particularmente afectadas son las 560,000 hectáreas sembradas con maíz tardío, donde el centro-sur de Santa Fe experimenta alrededor de un 80% de daño, con lotes completamente perdidos. Por otro lado, en localidades como Venado Tuerto y Pergamino, las pérdidas se estiman alrededor del 10%, y en Marcos Juárez alcanzan el 30%.
Mientras tanto, la situación también plantea incertidumbre para las próximas siembras de maíz tardío y de segunda en la campaña 2024/25.
Estas siembras han servido como una estrategia defensiva contra las sequías y otras limitaciones, pero ahora los productores y agrónomos señalan una notable inseguridad sobre la viabilidad futura de estas prácticas. Las opciones de control y prevención son limitadas, y aunque el sorgo granífero surge como una alternativa, se enfrenta a la escasez de semillas disponibles en el mercado.