En septiembre, la inflación volvió a superar el 4% mensual, reflejando la persistencia de las presiones inflacionarias en el corazón de los precios. El Gobierno sigue de cerca la “inflación núcleo”, una categoría clave para evaluar su efectividad en la lucha contra la inflación. ¿Cómo ha sido su evolución en lo que va del año?
Desde que asumió, Javier Milei ha orientado su plan de estabilización hacia la reducción de la inflación, priorizando el superávit fiscal y eliminando la emisión monetaria. Tras los picos inflacionarios de diciembre y enero, el Gobierno ha logrado frenar la inflación mensual al 3, 5% en septiembre de 2024, acumulando un 101% en los primeros nueve meses, cifra inferior a la del mismo período de 2023.
Para medir el avance de esta estrategia, el Gobierno señala la inflación núcleo como un indicador fundamental de efectividad en el combate inflacionario. ¿Qué es exactamente la inflación núcleo?
Inflación núcleo: el termómetro del Gobierno para medir su batalla contra la inflación
La inflación general se mide a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC), calculado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Este índice muestra la evolución de los precios de una canasta de bienes y servicios representativos del consumo de los hogares, incluyendo alimentos, tarifas, transporte, salud y educación
Dentro del IPC, el INDEC también calcula el núcleo de inflación, un indicador clave para el Gobierno en la evaluación de su plan antiinflacionario. Esta categoría excluye los precios regulados y aquellos sujetos a variaciones estacionales, como tarifas de servicios públicos y productos de temporada. Se enfoca en bienes y servicios que representan el 70% de la canasta, tales como alimentos envasados, productos de limpieza y servicios como restaurantes y educación privada.
Fuente: LP CONSULTING en base a INDEC
La inflación núcleo es crucial porque ofrece una perspectiva más precisa de las presiones inflacionarias estructurales, aquellas vinculadas a la oferta, la demanda y la política monetaria. Al eliminar precios regulados y estacionales, refleja de forma más clara la depreciación real de la moneda y las tendencias de inflación subyacentes a largo plazo.
Este año, el Gobierno ha logrado reducir el núcleo de inflación de un 20% mensual en enero a un 3% en septiembre, acumulando un aumento del 88% en los primeros nueve meses. La diferencia entre la inflación núcleo y la inflación general se vuelve evidente cuando precios regulados, afectados por ajustes significativos para corregir congelamientos de la gestión anterior, distorsionan el índice general.
¿Cómo es posible que la inflación general haya bajado pese al aumento en los servicios del hogar?”
En septiembre, al igual que a lo largo de 2024, gran parte del aumento en la inflación se debió a la corrección de los regulados, sin embargo, la inflación general no es equivalente al aumento de tarifas.
La explicación a esto es que la inflación se calcula a partir de la variación mensual de precios de una canasta de bienes y servicios que mide el Indec. Cada componente de esa canasta tiene un peso específico dentro del índice, lo que significa que algunos rubros influyen más que otros en el resultado final.
Por ejemplo, en la medición nacional, el rubro de alimentos y bebidas, que aumentó un 3%, tiene un peso mayor que el de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, que aumentó 7%. Sumarizando los otros rubros, la inflación promedio dio 3,5%. En cambio, en la medición de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, alimentos y tarifas tienen el mismo peso, y la inflación en ese caso dio 4%.
El reto por delante: reducir la inflación sin comprometer la recuperación económica.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno por reducir la inflación, sigue siendo cada vez más complicado continuar con esa tendencia a la baja. Esto se debe a la inercia inflacionaria presente en la economía, que impacta especialmente en el núcleo de inflación. El Gobierno ha fijado como meta reducirla al 2% mensual para poder liberar el cepo cambiario Además, en los precios regulados aún hay ajustes pendientes, lo que afectará el índice general.
El costo de haber logrado la disminución de la inflación ha sido una recesión económica. Sin embargo, el aumento del crédito y un nivel de recuperación de los salarios en comparación con diciembre han permitido que la actividad económica comience a mostrar signos de reactivación después de la fuerte caída de la primera mitad del año.
Ahora, el desafío del Gobierno es equilibrar dos objetivos clave: seguir reduciendo la inflación sin volver a la recesión, y fomentar la recuperación de la producción. La clave para lograr este equilibrio es impulsar de manera decidida las reformas estructurales. Transitar de la etapa de ajuste a la de ordenamiento del Estado es esencial para crear un entorno más favorable para la producción y el crecimiento económico.
Fuente: LP CONSULTING