La fuerte caída en la rentabilidad de las propiedades se convierte en una oportunidad para quienes alquilan.
Teniendo en cuenta las devaluaciones generadas y la implementación de leyes que trasladan costos de los inquilinos a los propietarios, las mayores ventajas que ofrece este momento el mercado inmobiliario son para quienes alquilan los inmuebles.
La realidad indica que el inquilino que haya logrado una actualización de sus ingresos en línea con la inflación y/o que haya mantenido sus ahorros dolarizados hoy tiene la posibilidad de acceder a una vivienda mucho más atractiva que antes en términos de tamaño, ubicación, amenities, etc.
El cálculo de la rentabilidad, que en julio de 2017 promediaba el 5,27%, más del doble que en la actualidad, se realiza tomando el precio del metro cuadrado publicado en la web, cifra que no se condice con el valor real al cual se terminan pactando las pocas operaciones de compraventa efectuadas luego del cepo cambiario.
La gran cantidad de departamentos de quienes compraron desde el pozo pensando en una inversión que hoy les da una rentabilidad marginal y les causa dolores de cabeza, genera el mejor de los panoramas para los inquilinos.
Además, se suma la sobreoferta de alquileres impulsada por aquellos viejos propietarios que no quieren vender y necesitan solventar al menos los gastos fijos en aumento.
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