La deuda pública nacional es el 80% del PBI

Desde la crisis de endeudamiento de Cambiemos, pasando por declamaciones de desendeudamiento del Frente de Todos se llega al ordenamiento de La Libertad Avanza. Lo cierto es que la deuda del Estado nacional se mantiene en 80% del PBI. Esto delata que, más allá de colores políticos y discursos, al Estado nacional no le quiere prestar nadie.

Entre las discusiones sin fin alrededor del Fondo Monetario Internacional (FMI), las acusaciones entre políticos respecto a sobreendeudamientos, los discursos sobre desendeudamientos y ahora las estrategias conjuntas entre el Ministerio de Economía y el Banco Central para limpiar el balance de la autoridad monetaria, luego de décadas de irresponsabilidad fiscal, dejan a muchos lectores, literalmente, perdidos.

Ya no saben cuánto es la deuda pública, cuánto representa, si crece, decrece, qué rol tiene al final el FMI, por lo que sería conveniente –como se dice en la jerga– “parar la pelota”.

Hay que tomar la hoja de deuda pública del Tesoro Nacional y el balance del Banco Central y pasar en limpio a ver cómo está la deuda del Estado nacional.

Larguemos por el número más global. A junio 2024, el Estado nacional debe USD 492 mil millones. Esto representa 81% de su Producto Bruto Interno (PBI).

Muy importante es la siguiente composición de esa deuda. USD 400 mil millones son títulos del Tesoro Nacional que representan 63% del PBI. En el margen, el Tesoro le debe al FMI USD 42 mil millones (6,5% PBI) que lleva a uno a pensar que se armó tanto lío por la deuda con el FMI cuando representa apenas un 10% de la deuda del Tesoro.

Cuadro 1. Deuda pública del Tesoro Nacional y del Banco Central

Junio 2024

Fuente: LP CONSULTING en base a MECON y BCRA

Luego viene la deuda del Banco Central. Que la toma porque el mercado en algún momento no le quiere prestar más al Tesoro. Entonces, el Banco Central emitía moneda (ya no, porque el presidente Milei declaró Pecado Original a este tipo de emisión) y luego emitía Leliq (a 27 días) y pases (a 1 día) para absorber la emisión monetaria otorgada al Tesoro. En el fondo, las Leliq y los pases son deuda para el Tesoro, vía Banco Central. Las Leliq constituyen una deuda equivalente a USD 30 mil millones y los pases que son otros USD 20 mil millones. Entre ambas deudas, de muy corto plazo, suman 11% del PBI. En el margen también.

La pregunta es: al final, el FMI y los pasivos del Banco Central son deudas marginales para el Tesoro nacional, sin embargo, son las que más dolores de cabeza causan. Para entender por qué hay que hacer un poco de historia. Aquí hay que remitirse el Gráfico 1.

Gráfico 1. Deuda pública del Tesoro Nacional y del Banco Central

En % del PBI

Fuente: LP CONSULTING en base a MECON y BCRA

Esta historia la hacemos comenzar en junio del 2019 que es cuando vino el salvataje del FMI al gobierno de Cambiemos dado que a la Argentina se le cerraron los mercados internacionales en los que se había apoyado tanto. La deuda del Tesoro y el Banco Central rondaba el 80% del PBI, de los cuales 70% del PBI era del Tesoro y 14% del PBI del Banco Central.

En junio del año siguiente (2020) aparece un pico de crecimiento de deuda pública que no es tal, sino que hubo una fuerte caída del PBI por la pandemia, lo que hizo que el indicador medido en términos del PBI (disminuido) creciera.

Más importante es mirar junio 2021. La deuda del Tesoro se mantiene en 70% del PBI. Pero sube fuerte la deuda del Banco Central. Pasó de 14% en el 2019 a 24% del PBI en 2021. Que la deuda del Tesoro no suba y la del Banco Central suba fuerte es señal de que el Tesoro no podía tomar deuda porque el mercado no le prestaba. Por eso hubo que apagar el incendio endeudando al Banco Central.

En el 2022 ya estaba el canje y el acuerdo con el FMI donde se estiraron todos los vencimientos de deuda con algunas quitas lo que llevó a que la deuda del Tesoro bajara a 57% del PBI. Esto denota una significativa mejora en el perfil de la deuda existente, pero está lejos de implicar una mejora en la confianza de los inversores con el Tesoro Nacional. Por eso la deuda del Banco Central se mantuvo en 23% del PBI.

El Banco Central tenía que seguir tomando deuda por el Tesoro, mientras el FMI alertaba que sí seguían tomando deuda vía Banco Central se espiralizaría la inflación (que es lo que pasó) y no se podrá pagar su deuda que ya vino en un salvataje anterior (que es lo que también paso).

En el 2023, el Tesoro gana cierto terreno para tomar deuda (su participación sube a 59% del PBI) pero fue de manera leonina con los bonos duales que pueden ser ejecutados en el día con la opción de cobrarlos según dólar o IPC, el que sea mejor. Esto tampoco le dio mucho respiro al Banco Central que tuvo que seguir haciendo salvataje con su deuda en 20% del PBI.

De todas formas, fíjese en el Gráfico 1 que la deuda total se mantiene en el 80% del PBI, tal como era en junio del 2019. No es por manejo prudente sino por imposibilidad de tomar más deuda. Entonces, la importancia política que toma el FMI y la deuda del Banco Central, aun cuando sus deudas sean marginales, respecto de la “torta” de deuda del Tesoro, es porque son salvatajes que delatan la muy crítica situación del Tesoro Nacional.

En junio 2024 se observa un sensible aumento de la deuda del Tesoro con una equivalente reducción en la deuda del Banco Central. Esto es porque la política oficial es sanear el balance del Banco Central y que el Tesoro vuelva a ser el que toma deuda. Para lograrlo lo que hizo es bajar fuertemente las tasas de interés de la deuda del Banco Central (tasa de política monetaria real negativa) forzando a que los inversores (bancos, fondos comunes de inversión, fondos de inversión, etc.) vuelvan a tomar deuda del Tesoro.

Esto no es gratis. Porque implica que, si el Banco Central paga tasas negativas, el Tesoro tiene que pagar tasas positivas. Con estabilidad monetaria esto exige mayor superávit fiscal. Aquí está el desafío del gobierno. Teniendo en cuenta que además debe lograr el superávit fiscal sin impuesto PAIS ni derechos de exportación que, hasta ahora, son los que explican el superávit.

Fuente : LP CONSULTING