El Gobierno comienza a transitar la etapa pre electoral y apuesta a generar condiciones favorables para mejorar el “Consumo Interno”. ¿Qué políticas económicas se debieran abordar?
La economía comienza como ya dijimos en otros informes a transitar en “modo electoral”, y la hoja de ruta que el Gobierno lleva a cabo es clara y está enfocada en llegar de la mejor manera en materia económica a las próximas elecciones legislativas, como así también está abocado a la implementación, lo más rápido que pueda, de un plan de vacunación a toda la población.
En lo que respecta a la Economía dentro de la coalición del Gobierno existen posiciones bastantes diferentes al modo de como ejecutar las principales medidas económicas, pero el sector más predominante de la coalición del Gobierno tiene claro su plan y su fundamento es estar a favor de la estabilidad actual (cambiaria, monetaria y fiscal), apuntando todos sus cañones a potenciar el “consumo interno” (expansión del gasto vía emisión), corriendo todos los riesgos y sin prestarle atención a los actuales “desequilibrios” en los que se encuentra la economía actual.
Nos estamos refiriendo a “desequilibrios” importantes, entre los que podemos citar:
- Atraso de tipo de cambio real: el tipo de cambio se sigue depreciando a un ritmo claramente inferior a la inflación
- Excedente de pesos: el BCRA mantiene un fuerte ritmo de emisión combinada con un control de capitales, lo cual esta combinación genera un excedente de pesos. Esta expansión monetaria era esperable ya que, ante la crisis producida por la pandemia, era necesario darle liquidez a la economía, el problema radica que actualmente no existe demanda real de dinero que absorba tal liquidez, por lo tanto se produce un desequilibrio en ese exceso de pesos trayendo como consecuencia los niveles altos de inflación.
- La presión tributaria
- Costo de los subsidios: el costo de los subsidios anualizados ya registra una suba equivalente al 1% del PIB con respecto al año 2019, cifra que irá en aumento por los aumentos de tarifas pautados. Este desequilibrio impacta desde el punto de vista fiscal y desde los incentivos al consumo lo que podría traer aparejado un aumento en las importaciones de energía en el corto plazo, recordando que el desequilibrio energético fue el principal factor que produjo el deterioro del saldo comercial que se inició en el año 2018
Ahora bien, el gran interrogante e independientemente del resultado eleccionario es saber si en la “etapa post elecciones” el Gobierno realizara los ajustes que necesite para corregir los desequilibrios, o si la decisión será de seguir aguantando de la misma manera como hasta ahora.
Por cómo viene actuando el Gobierno es muy probable que la política que tome en la etapa “post elecciones” (independientemente del resultado) sea similar al de la etapa que estamos transitando, apostando al crecimiento económico apuntalando al “consumo” con una “macroeconomía” desajustada y dependiendo de la estabilidad de los precios de los cereales, y sin darle solución de fondo a los problemas de los distintos “desequilibrios” que tenemos en la actualidad.
Es sabido que por el tipo de desequilibrio en el que estamos, es probable que muchos piensen que la solución al mismo pueda ser un salto en el tipo de cambio para licuar pasivos en pesos y corregir los desajustes en la matriz de precios relativos, pero es cierto que todas estas acciones tendrán un impacto muy negativo para los sectores más desprotegidos de nuestra economía, donde el deterioro de los indicadores de pobreza e indigencia sumados al poco movimiento en el mercado laboral ponen de manifiesto el mapa actual del deterioro de la economía real.
La gran incertidumbre y por ende un gran desafío del Gobierno será ver cómo evolucionan los controles de precios, el aumento del gasto público sin respaldo (única herramienta la emisión monetaria), aumentos de salarios forzados, como así también el comportamiento de los depósitos de plazos fijos en el sistema bancario. No se observa que con la política actual puedan darse la creación de empleo formal, disminución de los índices de pobreza e indigencia, como así tampoco el crecimiento del sector privado y un clima favorable para atraer inversiones productivas.
Es condición necesaria, independientemente de los momentos electorales que se están transitando, resolver y lograr acuerdos con el FMI y Club de Paris, esto implica despejar dudas y marcar un rumbo de mayor certidumbre y confianza para comenzar a resolver los “desequilibrios estructurales” que venimos narrando.
Es por todo esto que el Gobierno debiera encarar las reformas estructurales de fondo, y comprender que el escenario de esta eventual tranquilidad está sustentado en fenómenos transitorios y de corto plazo, y que el no encarar un plan integral de ordenamiento del poder público seguramente traerá consecuencias que serán muy perjudiciales para todos los habitantes de nuestra nación, donde seguramente y como ya ha ocurrido en el pasado los más perjudicados serán los sectores más desprotegidos de nuestra población.
Fuente: LP CONSULTING