“Seguramente se va a exhibir en el Malba en 2022”, dijo a Télam el empresario y coleccionista Eduardo Costantini, quien sumó esta codiciada pieza a “El autorretrato con chango y loro”, un cuadro que adquirió en 1995 y que durante siete años se mantuvo como el más cotizado de la artista mexicana.
“Por supuesto que va a ser exhibida en el Malba y seguramente va a ser en 2022”, dijo en diálogo telefónico el fundador del Malba, Eduardo Costantini, luego de desembolsar este martes por la noche 34.883.000 de dólares en una subasta de la casa Sotheby’s en la que pujó de manera telefónica y marcó con su compra un récord para el arte latinoamericano: la obra más cara en la historia de Frida Kahlo, en la historia del arte latinoamericano, del arte mexicano y de una artista mujer de la región.
Con la adquisición de esta pintura emblemática en la carrera de la pintora mexicana, el coleccionista acaparó por completo la atención de los periódicos de todo el mundo, ansiosos por conocer el destino de la obra que el empresario compró para su acervo personal, pero que -como ya adelantó- prestará al museo para su exhibición el año próximo.
No es fácil comunicarse con el desarrollador inmobiliario: su celular está colmado de llamadas de medios de todo el mundo, de Madrid a Colombia, y aclara que debe cortar la comunicación con Télam luego de un rato de charla, cuando le entra una llamada del estadounidense New York Times.
“Estoy muy emocionado. Este es uno de los hitos de mi carrera como coleccionista aunque debo decir que hubo otros, como la compra de mi primera Frida ‘Autorretrato con chango y loro’. Pero cuando suceden estas cosas, me emociono, revivo cada momento, me inquieto, eso me ocurre”, describe la avalancha de sentimientos de convertirse en poseedor de una rara joya de la historia artística regional.
¿Qué es lo que hace a esta pieza tan excepcional, además de lo obvio, que es la autoría de la icónica Frida? Se trata del último autorretrato “de busto” realizado por la pintora mexicana antes de su muerte en 1954; permanecía en una colección privada de Texas desde hace 30 años. Se había exhibido por última vez en 1998, hace más de veinte años nada menos.
“Me enteré que esta obra se vendía en el momento en que apareció el remate, hace dos o tres meses, por el catálogo. Y me quedé ‘wow’. Pensé ‘a esta Frida la conozco de toda la vida’, de haberla visto anteriormente. Es una obra que se compró en los 90 y se exhibió por última vez en 1998. Y luego desapareció de los museos”, describe con detalle el fundador del Malba, que podría concluir su relato con las palabras “hasta ahora”.
LA OBRA “Diego y yo”
Este autorretrato de la célebre artista mexicana ostenta el rostro del muralista Diego Rivera pintado en su frente como un tercer ojo: el cuadro simboliza la tempestuosa relación entre Kahlo (1907–1954) y Rivera (1886–1957), quienes estuvieron casados casi 25 años en un matrimonio apasionado y turbulento a la vez.
“Tenía el sueño de poder adquirir esta obra pero me parecía un valor elevado. Y mi temor era que pudiera subir el precio aun más. Así que estuve esperando estos meses hasta ayer, que comenzó la subasta. Hasta que llegó al lote número 12 se me hizo eterno, sentía que ¡No llegaba más”, grafica el coleccionista para describir la expectativa que lo apoderó, hasta que el martillero comenzó a describir el lote que Costantini tanto esperaba. El creador de Nordelta contó que pujaba de manera telefónica pero a la vez seguía atento por video cada movimiento de la subasta, a través del sitio web de la rematadora.
Fechada en 1949, la pintura “Diego y yo” está dedicada a “Florence y Sam con el cariño de Frida. México, Junio de 1949”, según escribió la artista de su puño y letra en este óleo sobre masonite de un tamaño pequeñísimo: 30 por 22 centímetros, es decir, más pequeño que una carpeta de colegio de cualquier estudiante.
Fuente: Télam