El ex presidente Mauricio Macri, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; la titular del PRO, Patricia Bullrich; la líder de la Coalición Cívica Elisa Carrió; y los senadores de la UCR Alfredo Cornejo y Martín Lousteau concurrieron a la Cena Anual de la Fundación Libertad y compartieron la mesa con el diputado José Luis Espert y con el escritor Mario Vargas Llosa.
En el encuentro también se lo pudo ver al ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, a los diputados Fernando Iglesias y Sandra Pitta, y a la ex vicepresidenta Gabriela Michetti, entre muchos otros.
Rodríguez Larreta -otro de los anotados en el PRO en la carrera presidencial- fue uno de los oradores y no perdió la ocasión para enfatizar su visión sobre el modo de hacer política, con moderación y diálogo.
“Se necesitan más agallas para dialogar con quien piensa distinto que para tirar piedras”, afirmó y consideró que “el próximo gobierno de la Argentina tiene que ser sí o sí un gobierno de coalición”.
“La legitimidad que surge de una elección ganada con el 50% + 1 de los votos ya demostró no ser suficiente para impulsar las transformaciones que necesita nuestro país. Sin apoyo político, no hay transformación posible ni sostenible”, agregó.
Sin embargo, puso límites a la construcción política que pretende erigir en torno a Juntos por el Cambio.
“Con el kirchnerismo y con la izquierda, yo nunca me pondría de acuerdo. Esto no significa que vayamos a ganar la elección con el 70%. A partir de la primera vuelta, se pueden sumar voluntades para el balotaje. Y una vez ganada, hay que sumar a los que coincidan con nuestra visión de país y hay que integrarlos al gobierno. Hay que negociar, ceder poder para poder hacer”, remató.
En este sentido, resaltó la necesidad de terminar con la grieta como el primer desafío de un eventual gobierno de Juntos por el Cambio.
“Tenemos la responsabilidad de generar un consenso amplio y sostenible para apoyar un modelo de desarrollo que nos dé crecimiento y progreso por varios gobiernos, incluso con alternancia de signos políticos”, dijo.
Y agregó: “Nunca logramos sostener un plan en el tiempo porque lo único que se sostiene en el país es la confrontación política”.
Sobre las peleas que se libran en Juntos por el Cambio entre distintas líneas políticas, minimizó los enfrentamientos y aseguró que “la unidad” del espacio opositor es “inquebrantable”.
“A pesar de los chispazos que se ven en los medios, la unidad de Juntos por el Cambio es inquebrantable. Es la primera vez, desde la vuelta de la democracia, que con el peronismo, ahora kirchnerismo, en el gobierno la oposición se mantuvo unida. Esto nos permitió ganar las elecciones y frenar las iniciativas que buscaban avasallar las instituciones, como la reforma judicial, la ley del procurador, y el Consejo de la Magistratura. Y con nuestros votos unidos se evitó el default con el FMI”, manifestó.
“Si uno mira los resultados de las últimas elecciones y, sobre todo, la composición de las cámaras, nadie puede dudar de que Juntos por el Cambio es la única opción consolidada para ponerle un freno al kirchnerismo y llevar adelante un gobierno que realmente tenga el poder político para cambiar nuestra tendencia”, concluyó.