La situación en Medio Oriente: *el laberinto de Siria*

Quedan muy pocas ilusiones sobre la primavera árabe en una región que sigue siendo el gran conflicto a resolver en el tablero internacional. [Opinión por Coco López]

La situación en Siria se fue desarrollando a semejanza de una película de suspenso.

Cuando parecía que era inminente el bombardeo ordenado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó desde Moscú la propuesta para que el arsenal de armas químicas que posee el gobierno de Damasco, sea puesto bajo control de las Naciones Unidas y luego destruido. Posteriormente, Siria se incorporaría a la Convención que prohíbe el uso de armas químicas.

La primera pregunta que podemos hacernos es: ¿a quién le convino esta propuesta?. Creo que a las dos partes.

A Siria porque la potencia militar de Estados Unidos presagiaba no sólo destrucción de capacidad militar del gobierno de Al Assad, sino que se sumarían los ya tradicionales “daños colaterales”, que siembran muerte en el sector civil.

A Obama, también le resultó beneficiosa la propuesta, porque fundamentalmente le ayudó a ganar tiempo y reconstruir su imagen de liderazgo. El duro revés sufrido por el Primer Ministro británico David Cameron, cuando el Parlamento le negó apoyo para sumarse a la ofensiva bélica de la Casa Blanca, dejó a Obama sin el sostén de su principal aliado. Solamente el mandatario francés Francois Hollande insistía en la necesidad de iniciar ya mismo los disparos de misiles.

En la Cumbre del G20 en San Petersburgo, Obama no logró apoyos para su plan. Ante este escenario, Obama necesitó solicitar apoyo en el Congreso norteamericano, haciendo la salvedad de que de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia se utilizarían tropas terrestres, como en el caso de Afganistán e Irak.

Frente a la propuesta rusa, los representantes y senadores americanos pospusieron la votación que no tenía necesariamente resultado de apoyo a la iniciativa presidencial.

En los círculos parlamentarios se analiza con cuidado, las consecuencias que puedan acarrear los bombardeos, facilitando el accionar rebelde, sin conocer a ciencia cierta a quienes responden los grupos opositores. Está latente el temor que Al Qaeda salga fortalecido.

En la discusión parlamentaria, incidieron también las encuestas, que mostraban una mayoría reacia a la participación en una nueva guerra.

Ahora, por primera vez desde el fin de la guerra fría, nuevamente Moscú y Washington deciden el destino de una situación crítica en Medio Oriente. El Secretario de Estado John Kerry y el canciller ruso Sergei Lavrov, discutieron en Ginebra el destino del arsenal químico sirio. Todo quedó en suspenso hasta una nueva reunión, que tendrá lugar a fin de mes en Nueva York, en coincidencia con la Asamblea General de Naciones Unidas.

Paralelamente a estas conversaciones, el Secretario General de la ONU, Bank Ki-moon señaló que hay pruebas abrumadoras del uso de armas químicas, pero se abstuvo de señalar a los responsables del ataque.

Para tener una visión más amplia de lo que significa el conflicto sirio, es necesario tener en cuenta las repercusiones que puede haber en el escenario global de Medio Oriente. Que actitud puede tomar por ejemplo el gobierno iraní, sospechado de estar desarrollando capacidad militar con respaldo nuclear.

Mientras la atención mundial se centra en Siria, según reportes que llegan desde El Cairo, los militares egipcios lanzaron una cerrada persecución de militantes de los Hermanos Musulmanes, como así también de sectores liberales, progresistas y en especial de periodistas.

Quedan muy pocas ilusiones sobre la primavera árabe. Medio Oriente sigue siendo el gran conflicto a resolver en el tablero internacional.

Por José Andrés "Coco" López
Licenciado en Ciencia Política
Periodista especializado en política internacional