Fue a finales de 2013 cuando la nueva generación de consolas salió al mercado, y Sony realizó un rollout global notablemente rápido, mientras Microsoft decidió enfocarse en un puñado de mercados, para expandirse durante 2014.
Un mercado clave es Estados Unidos, y Sony consiguió desde su lanzamiento liderar las ventas en ese país, acompañado de un precio menor (PS4 US$400 frente a Xbox One US$500) y buenas críticas.
Pero Microsoft decidió apostar todo y primero separó a Kinect para dejarlo como opcional y luego realizó un descuento de US$ 50 en ese país, y empujado por updates y algunas promociones exclusivas logró revertir la situación.
Luego del anuncio de que Xbox One había superado a la PS4 en las ventas de noviembre en Estados Unidos, ahora Microsoft confirma que diciembre –mes clave por las ventas navideñas- volvió a ganarle a la consola de Sony, aunque no hay demasiados detalles de cifras exactas.
Lo cierto es que Xbox One está más fuerte que nunca, no que no implica que PS4 se haya debilitado, ya que ha conseguido notables cifras a nivel global que la ubican en el primer puesto, con 18 millones vendidas desde su lanzamiento en todo el planeta.
La competencia siempre beneficia a los consumidores, y los jugadores seguirán viendo a Sony y Microsoft luchar por atraerlos.