Mientras los protagonistas del sector del real estate evalúan la coyuntura, cómo adaptarse y navegar en el medio de la pandemia, se despertó, también, gran expectativa por la aprobación de la ley 27.613 que establece beneficios tributarios para aquellos que inviertan en nuevos emprendimientos inmobiliarios que presenten hasta 50 por ciento de avance de obra.
La medida comprende la eximición de pago del impuesto a los Bienes Personales (del valor de las inversiones realizadas hasta el 31 de diciembre de 2022), el diferimiento del Impuesto a la Transferencia de Inmuebles -ITI- o de Ganancias al titular de un inmueble destinado a un proyecto (como ser el dueño de un terreno destinado a un proyecto); y la opción de exteriorizar (blanquear) fondos sin declarar en moneda local o extranjera, ya sea que esté atesorada en el país o en el exterior.
“La medida es muy buena, creemos que va a mover el mercado, sobre todo el del ahorrista medio. Entre la baja del costo de construcción y la posibilidad de hacerlo con plata que no estaba declarada, aparece una oportunidad que muchos no desperdiciarán. Este no es un blanqueo para ricos ni para dejar la plata afuera, es un blanqueo productivo para apostar por los ladrillos”, destaca Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU).
Asimismo, Carlos Spina, presidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV), recordó que esta medida es “una demanda histórica del sector y va a colaborar mucho más de lo que la gente cree, pero para dar una respuesta seria del blanqueo hay que esperar la reglamentación. Si ésta hace que el proceso sea fluido, podrá producir un movimiento interesante, sobre todo en el perfil de inversor de a pie porque hoy es un buen momento para convertir dólares en stock”.
Y agregó: “Confiamos en que las herramientas que hemos venido desarrollando permeen y que el mercado se vaya recuperando. Hay cosas que tal vez hoy no se ven, pero con el correr del tiempo vamos a agradecer que se hayan realizado”.
Eduardo Costantini, fundador de la desarrolladora Consultatio, creadora de la ciudad pueblo Nordelta, es menos optimista respecto a las repercusiones de las leyes en la actividad: “Ayuda y es positivo para promover la inversión, pero marginalmente”.
Según cree Costantini, “no cambiará la ecuación del mercado dentro del contexto general ni es que a partir de eso habrá una fuerte reactivación”.
Por su parte, Mateo Salinas, gerente general de Eidico, empresa que desarrolló barrios cerrados y abiertos en 11 provincias y 20 municipios, opina que la medida “parece ser positiva dado que cualquier incentivo a la industria viene bien”. Pero, señala que “hay un componente difícil de descifrar que es cómo lo tomará el potencial inversor”.
La construcción apuesta a los beneficios tributarios del blanqueo
Para Tabakman, la incertidumbre de la macro está complicada a la hora de tomar decisiones de inversión importantes, como son las inmobiliarias. En consecuencia, “la mayoría las posterga y eso no ayuda”.
Pero, al mismo tiempo, señala que “el costo de construir está barato y el Gobierno apoya con incentivos potentes por lo que es una gran idea avanzar con construcciones en este momento dado que -cuando la macro se ordene- todo será más caro y los incentivos desaparecerán”.
Por su parte, Costantini señala: “En los últimos meses hubo como un 20 por ciento de aumento en dólares del costo de construcción, que es razonable porque el año pasado en plena crisis cambiaria el dólar se había disparado a precios altísimos y los materiales de construcción reaccionan más tarde”.
A futuro prevé que el dólar “irá acompañando más o menos la inflación” y descree que pueda haber una crisis cambiaria este año, aunque si bien “hay algo de riesgo porque se está en una situación de equilibrio inestable que es bastante frágil”.