El COVID-19 trajo, entre otros cambios, el empujón tecnológico definitivo que necesitaba el sector inmobiliario desde la supervisión de la ejecución de la obra y estado de los materiales mediante drones hasta las criptomonedas, el blockchain y el big data.
Algunas de las tendencias más usadas son, por un lado, la realidad virtual en la elección de la vivienda, que ofrece posibilidad de tours virtuales evitando desplazamientos y aumentando el ritmo de visitas en los inmuebles ofertados.
Por otro lado, la irrupción de los drones en la ejecución de la obra también ahorra tiempo en visitas y es una tendencia al alza, permitiendo la supervisión en tiempo real de la misma y del estado de los materiales, evitando así desplazamientos innecesarios.
La tecnología también está irrumpiendo con fuerza por lo que respecta a la financiación, incluyendo las criptomonedas como los bitcoins a modo de divisas para realizar operaciones de compraventa.
El uso de la tecnología blockchain para agilizar y dar seguridad a estas transacciones realizadas de manera virtual también va a sonar con fuerza en los próximos años.
Además, se evidencia la importante modernización de las inmobiliarias y de sus profesionales por lo que la comunicación digital se adapta a nuevos canales digitales para llegar a nuevos perfiles, y utiliza el big data para acercarse a ellos de una manera más personalizada.